BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Agarrando Valle Paihuano - Centro Cultural, Coquimbo - 2017 Residente: Familia Casa Verde
Publicado: 23 de noviembre de 2017
¡Acción!

Esta semana se concretó finalmente la limpieza de la Poza de los Pobres, después de la última reunión solo quedaba coordinar con la máquina, que haría la obra gruesa de sacar el cañaveral que tapó todo el lugar y donde se escondían desde los famosos y decisivos ratones, hasta basura plástica, latas, vidrio, colchones, etc. Eso sólo se podía hacer con una máquina que sacara todas las cañas de raíz para que no volviesen a brotar.

La máquina avanzó rápido, ya al medio día tenía más de la mitad de las cañas afuera, ahora era la Municipalidad, que se comprometió a poner el camión para mover los restos, quienes debían hacer su parte. Bueno, la verdad es que el camión llegó más tarde de lo pensado, luego se quedó en pana, luego llegó el horario de colación, luego el de salida y así se nos fue el primer día donde nos vimos atrapados por la ineficiencia y la mala suerte con el camión. Duró dos días la limpieza gruesa y aún queda por hacer, siempre del dicho al hecho cuesta concretar las cosas y hay desperfectos, lo importante era que nosotros y los cabros de la batucada llegamos temprano para ver cómo ocurría el gran suceso, mientras íbamos recogiendo basura y despejando manualmente. Los cabros se reían solos, y entre risa y risa soñaban y nos contaban lo importante que era esto para ellos. Nos contaron que allí antes hacían un festival de la canción entre los vecinos, donde montaban un escenario sobre la parte más baja de la quebrada que desemboca en el río, y al que ganaba lo tiraban al agua.  Que también hacían “El Carnaval del Sol” y que ya se había perdido porque los viejos eran los motivados con esa tradición y dentro de los jóvenes nadie había heredado ese rol. También prometía cada uno un piquero de un árbol más alto “yo me tiro de ese lado del Moro” “yo me tiro del Sauce de ese tronco de más arriba” y así nos pasamos el día pensando en todo lo que se venía después del despeje. Se acercaron vecinos y vecinas que no habíamos visto antes, querían ver cómo estaba quedando, qué se podía hacer.

Había un ambiente festivo, alegre para todos, incluso desde los del lado de la poza que tienen un camping turístico y que probablemente a ellos no les “conviene” que despejen ese lugar, se acercó la hija de la dueña a aportar con ideas y a reírse un rato. Todos nos felicitaban, felicitaban a los chiquillos por haber tenido la idea y estarlo concretando. Todos queríamos que resultara lo mejor posible, que quede bonito, limpio y digno para todos, y que se pudieran hacer grandes cosas otra vez. Era una nueva etapa.

Nosotros también aprovechamos de recoger las cañas para utilizarlas en la exposición. Documentamos lo que estaba pasando y también recogimos vestigios que hablaran de cómo era antes de ser re-apropiado. Todo está pasando y eso es lo más interesante, ahora solo nos queda seguir trabajando, trabajando para ir concretando ideas, no dimensionamos que iba a ser tan cansador ¡pero qué gratificante es ver que todo se mueve!.

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