BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Atlas popular de Ayacara Ayacara - Chaitén, Los Lagos - 2018 Residente: Angie Saiz
Publicado: 24 de enero de 2019
Conocimiento y plegaria

Don Gabe había venido en las tardes y jornadas cartográficas, que nos habían ayudado a en grupo trabajar los primeros elementos del futuro mapa, pero sobre todo, su colaboración había tenido un punto de conocimiento que ninguno más del grupo -como muchas otras cosas- sabía: cuáles eran, cómo y dónde estaban los árboles autóctonos de la península. Habíamos estado marcando con crucecitas y diferentes colores la ubicación y tipo de árbol antes, pero no habíamos podido resolver en conjunto, ni nadie había aún propuesto cómo podrían después ser representados dentro del mapa estos diferentes bosques. Uno de esos días, Don Gabe llega a la casa con una bolsita llena de hojas diferentes, proponiendo como idea propia que la mejor simbología para identificar dentro del mapa a los árboles que se han incluido es la forma particular de la hoja de cada uno. Me cuenta que al quedarse pensando en esto del mapa, se le ocurrió ir monte “bien arriba, más allá de la pampa” donde están sus animales, a buscar cada árbol para traer cada hoja. Miramos el mapa, me habla de cuáles de estos árboles son los más cercanos o lejanos de esta u otras zonas, y de la historia de los aserraderos que se llevaron la mayoría de los Alerces del lugar durante el siglo pasado. De todas las hojas que trae, se detiene especial y más largamente a hablarme sobre el canelo, me cuenta como sin ellos ser mapuches -y caigo en la influencia huilliche que el territorio se quiera o no tiene de todas formas- tienen cada uno en su casa uno, pues se les hacen rogativas sobre todo para las sequías u otros problemas que puedan tener con sus siembras, proyectos domésticos o incluso de otro tipo. Don Gabe se preocupa, me dice que frente o en algún costado de mi casa debería haber un canelo, que todos tienen, que acaso qué voy a hacer si tengo algún problema con mi proyecto si no tengo un canelo al que pedirle ayuda. Suponemos que los canelos de alrededor bastarán, y le digo a Don Gabe que se quede tranquilo, que la ayuda y energía positiva para que todo salga bien, ya la tenemos todos gracias a vecinos como él.

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