BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Mujeres mapuche-pewenche y oficios ancestrales Lonquimay, La Araucanía - 2018 Residente: Compañía La Laura Palmer
Publicado: 20 de noviembre de 2018
Criterio de realidad

Ayer fue la primera clase de máscaras en la escuela Bernardo Ñanco, la hicieron Silvina y Santiago, jóvenes de Lonquimay parte del colectivo, yo tuve que ir a Temuco a buscar unos materiales. El taller de hoy lo hice yo y la sensación que tuve fue muy extraña. Los niños viven en un ambiente muy estricto, casi militarizado, se les permite muy poco espacio para tomar decisiones y me doy cuenta de que el taller de máscaras será con nota, y para cubrir las horas de trabajo del profesor de artes plásticas.

Tengo una sensación amarga mientras el taller transcurre, intento conversar con los niños, preguntarles sobre sus abuelos, que las máscaras sean un pretexto para poder instalar otro tipo de conversaciones.

Al volver a casa me doy cuenta de que he cometido un error, el taller de máscaras ha sido una instrumentalización de la institución educativa, y me doy cuenta de que casi todos los colegios tienen esa intención detrás. Es un golpe duro a la ingenuidad y una dosis de realidad que ayuda a poner el proyecto en perspectiva.

Por otro lado, las reuniones del colectivo suceden cada vez con menos personas, la mayoría tiene otros trabajos y se les hace difícil asistir. De los 7 integrantes iniciales quedamos solo 3.

En la noche decido juntarme con los dos integrantes del colectivo que no han estado teniendo tiempo para sumarse a todas las actividades, son además quienes han desarrollado su actividad artística con mayor profundidad y experiencia que los otros dos integrantes que si están todo el tiempo, quienes por su parte, con ímpetu y compromiso mantienen el trabajo a flote.

Les planteo las dificultades con las que me encuentro, les cuento de las cancelaciones, de la poca participación, de la muralla que me encuentro en la instrumentalización de las instituciones educacionales.

Juntos revisamos el proyecto completo. La idea nos parece increíble: una caravana que recorre todas las juntas de vecinos. Cada junta elije a un representante y se sube al altar móvil que va recorriendo las calles a contar una historia antigua. El recorrido es acompañado por una bandita de ancestros, más un pasacalle, máscaras, música, e intervenciones urbanas.

Sin embargo, le aplicamos a todo esto el famoso «criterio de realidad» del que tanto habla la encargada de cultura, Antonieta (que merece una entrada en esta bitácora aparte por todo lo que significa su labor en esta comuna).

Pensamos que el proyecto que hemos ideado es precioso y muy potente en cuanto a lo que podría generar: la recuperación de los espacios públicos y del tejido social a través de los relatos antiguos de los habitantes del pueblo. Sin embargo es un trabajo que requiere de muchísimo más tiempo.

Creemos que es necesario, una vez más, reestructurar el proyecto.

 

 

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