BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Museo (itinerante) fantástico de Gala. Cisnes - Puerto Gala, Aysén - 2016 Residente: Sofía Dannemann - colectivo Las Otras
Publicado: 9 de octubre de 2016
De la imposibilidad a la posibilidad.

Por Sofía y Pía

SOFÍA: Es difícil imaginar Gala.

Cuando me llegó la confirmación de mi aceptación a la residencia ni siquiera encontré Gala en el mapa, cuando busqué por Isla Toto encontré un chinche en mitad de la nada. Gala es un territorio imposible, incierto, inubicable. Los dos días de llegada a la isla solo aumentan la incertidumbre. De esta incertidumbre nace el proyecto: investigar, archivar, visibilizar a Gala y los Galenses.

Durante 1 mes y medio me he craneado con logísticas imposibles, tratando de que nada salga mal: de que lleguen los materiales (impresoras, máquinas de coser, resmas de papel especial y materiales de costura), de que nosotrxs lleguemos.. menos mal que la Pía viaja conmigo. Se retrasan los tiempos del consejo y eso dificulta la logística y acorta los tiempos de realización. Espero ansiosa pisar las islas.

PÍA: …Dicha información y su misterio nos produce dos cosas:

Primero, desconcierto y más misterio: ¿cómo recepcionarán nuestros talleres? ¿Aplicarán realmente los talleres ahí? onda, ¿serán útiles?

¿Tendremos un espacio donde trabajar? ¿Solamente los niños nos van a pescar? ¿Podremos conectar con las mujeres y hablar, por ahí, de manera subterránea que sea, sobre feminismo? ¿Hay que llevar de todo? onda, ¿comida, cosas de higiene, absolutamente todos, pero todos los materiales; carpa? ¿Dónde vamos a dormir? …¿etc.? ¿Ah? ¿Cómo? ¿Dónde dijo? ¿Puerto Gala?.

Segundo, apertura mental y creativa: dado que muchísimas preguntas encontrarán respuestas solo en el territorio mismo, con la Sofía tenemos un organigrama completamente adaptable. Nos instruimos con metodologías variadas para poder aplicar los talleres en cualquier tipo de persona, llevamos materiales múltiples para ampliar las posibilidades prácticas, preparamos nuestro espíritu para cualquier respuesta y nos entregamos a un hermoso devenir donde -desde ya- la fortuna y el éxito existen solo por el hecho de poder trabajar en un proyecto donde podemos entregarnos haciendo lo que más amamos y, como si fuera poco, en un lugar precioso de nuestro país y su Patagonia.

SOFÍA: En el camino algo sale mal: chilexpress retiene dos de las cajas, el motivo: pegamentos explosivos, mi nerviosismo de que todo salga bien aumenta. Tengo que volver el próximo jueves a Puerto Cisnes a buscar las cajas rezagadas, ya huelo las islas.

PÍA: De manera muy amable, Marisol envió a un hombre a dejarnos al embarcadero. Realmente era muy aparatoso llevar nosotras solas tanta maleta y caja pesada. Aun cuando tenemos una yegua multifuncional, agradecimos el guiño sinceramente pues nos facilitó la gestión. En ese mismo lugar nos reunimos con Teresa, hija de la dueña de la pensión en Puerto Gala, la cual nos acompañaría en el arribo a la isla.

La barcaza salió cerca de las 23 horas, había buen clima.

Tipín tres y treinta de la madrugada arribamos a Puerto Gala con un cielo, uff, amplio, estrellado y calmo. Lindo, lindo. Ahí descargamos lo nuestro en la “panga” (embarcación pequeña parecida  un bote, con la diferencia de que el bote es de madera y la panga es de fibra) y llegamos en tres minutos a la pensión de la señora Teresa España, lugar donde fuimos recibidas en la oscuridad (porque en Gala se corta la luz desde las una a las siete de la mañana) y nos fuimos directo a la cama a descansar.

SOFÍA: llegamos de noche, subimos todo a la panga y pienso: por fin! (después de un avión, un transfer, un bus y una barcaza) y veo en el agua la luminiscencia (como luciérnagas de agua que se activan con el choque de la panga) y el cielo absoluta oscuridad que se altera sólo por las estrellas y digo POR FIN!

PÍA: Cada momento con su identidad. Si quiere llover, llueve. Si quiere granizar, lo hace. ¿Arcoíris doble? Ahí tienen. ¿Sol? Listo. ¿Agua cristalina? Ya.

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Mentira.

Es mentira eso de que en Puerto Gala no hay comunicación ni conexión.

Pues entonces, ¿cómo su gente se conoce casi perfectamente? Todos.

¿Acaso no es eso comunicación?

¿Cómo es que leen las señales y anticipan el clima; leen las señales y conocen sus cuerpos hasta fortalecerlos; leen las señales y respetan su tierra, su bosque, su mar? Todos.

¿Acaso no es eso conexión?

El resto es necesario, pero debe existir sin abortar lo anterior.

SOFÍA: nos sentimos en hogar inmediatamente, nos ayudan, se nos acercan, nos hablan, ofrecen. Confío. Nos cuentan que a finales de Noviembre el colegio se va de gira de estudio, lamentamos mucho que nadie de la organización nos hubiera dicho antes, y tenemos que re agendar todo el proyecto, empezar a trabajar pronto con los niños para alcanzar a hacer todo lo que planeamos, eso le da energía al proyecto.

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Es nuestro tercer día y ya empezamos a conocer a los personajes claves de la isla: compartimos casa con Eduardo, el profesor del ciclo superior del colegio, él nos menciona a Anakena y Paz, dos niñas de 8vo a las cuales les gusta escribir poesía (qué lindo! fanzines de poesía!), y nos advierte que aquí los niños son bravos, que no obedecen así como así (y nosotros ni queríamos que obedecieran…). La nuera de la Sra. Teresa (que nos aloja), Romina, es la directora del colegio y nos cuenta que antes (MUCHO ANTES) editaban un boletín en el colegio y conversamos sobre re-editarlo, nosotras traemos los materiales para darle continuidad a ese proyecto, nos entusiasmamos…

Caminando por las pasarelas conocemos al Pascuero, artesano pascuense que trabaja en madera, nos invita a sacarle fotos a sus esculturas de tamaño natural con un gran pene erecto («así es en la mitología, no lo inventé yo» se excusa). Anoche nos vino a buscar Lleri, amigo de mi hermana cuando estuvo en la isla, nos ofrece cualquier ayuda que necesitemos, incluyendo movilización en su panga. Hoy día visitamos a Marianela, presidenta de la agrupación cultural, nos ofrece y nos pide ayuda para los eventos que ella organiza, y nos cuenta del grupo scout que ella dirige: «los nómades» (en la isla siempre la gente llega y se va). Los colores del banderín son azul por el mar (obvio) y rojo por la sangre de los pescadores. Caminando vemos latas, muchas latas, pienso que rápidamente hay que empezar a recolectar, entonces empezamos la difusión, diseñamos una invitación, y mañana -después de instalar el taller en el colegio- empezamos el puerta a puerta…

Caminando hablamos como todo puede ser un FANZINE, como todo podría ser un textil, mi cabeza está llena de asociaciones.

*P.D. PIA:

“El visitante”.  9 de octubre, día lluvioso. En el living de la casa, justito pegado a una ventana donde llega una luz perfecta para leer, hay un sillón amplio y muy cómodo en el cual estábamos conversando con la Sofía. Desde la posición de ella se ve otro sillón que está en la cocina, frente a un televisor y al costado de la cocina a leña; en el cual estaba Eduardo viendo tele. De pronto Sofía abre los ojos y dice: “E…E… ¡Es la rata!”.

Tranquilamente había una ratita intrusa escondiéndose debajo del sillón. Fue entonces que decidimos atacar. Eduardo tomó una escoba, Sofía y yo levantamos el sillón y, en una captura fallida, vimos a la ratilla esconderse primero detrás de la cortina (gritos) y luego detrás del refrigerador para encontrar guarida segura detrás del mueble de la tele. Justito después de aquello llegaron Fernando y Alexis. Fernando arriba del mueble por temor y Alexis determinado a matar el ratón. Eduardo con la escoba. Sofía gritos y nervio. Yo angustia por verlo morir y una pala en mano para cercarlo.

Alexis movió el mueble y todos gritos, gritos, gritos. Salió la rata. Saltos gritos. Corrió la rata. Saltos gritos y la Sofía tapándose los ojos escondida mirando la esquina de la pared y ¡pah! Alexis pisó la rata una vez (nooo, seguía viva) y ¡pah! La pisó por segunda vez… gritos y muerte. Murió el visitante. Bolsa en mano, Alexis tomó al roedor y lo tiró en la basura de afuera.

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