BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Petrificando tiempo Putre - Socoroma, Arica y Parinacota - 2017 Residente: YY / Colectivo YACHACHINAKUY
Publicado: 7 de octubre de 2017
Entrelazando

El día viernes 6 de octubre coordinamos la primera jornada de creación colaborativa en la sede de Socoroma. Convocamos para las 19.30 hrs, sabiendo que la mayoría de la gente vuelve del campo alrededor de esa hora. Dieron las 20.15 y recién llegó la primera vecina, posterior a ella, otra vecina. Con ambas ya habíamos compartido en otras instancias y dialogado en torno al proyecto con confianza, nos tomamos un tecito junto a ellas pensando que la convocatoria no había tenido mucho éxito, sabíamos que varixs de nuestrxs aliadxs previxs habían tenido que viajar a Arica después de las fiestas, pero esperábamos al menos un grupo pequeño para comenzar a darle curso a las ideas de manera colectiva. A los 20 min comenzaron a llegar algunas mujeres de a poco. Ya alrededor de las 21.00 hrs teníamos un grupo de 7 mujeres atentas, para nuestra sorpresa, la jornada sólo llamó la atención a las mujeres del pueblo, entre ellas varias abuelitas.

Comenzamos presentando un par de trabajos anteriores, explicando que venimos desde el área de las artes visuales y los procesos creativos que hemos desarrollado en otras comunidades anteriormente. Observaron atentas, comentando tímidamente las obras que les mostramos con curiosidad. Posterior a ello, les contamos acerca de nuestras apreciaciones en torno a Socoroma, mostrándoles imágenes de nuestros recorridos en sus paisajes rocosos, llegando a las pinturas rupestres. Describimos entre todxs las imágenes graficadas en el alero, ellas abrían cuestionamientos en torno a lxs autores de las pinturas, ¿para qué?, ¿de dónde serían? mostraron cierta curiosidad en averiguar esa parte de su historia y desde allí hilamos un diálogo en torno a la importancia de esa expresión, la relevancia de la gráfica rupestre a lo largo de la historia y sobre cómo recuperar esa forma expresiva hoy, dejando marcas en el territorio que resistan el paso del tiempo, apuntando a las múltiples posibilidades de la materialidad de la piedra.

A partir de la pintura rupestre conversamos acerca de la dificultad de desentrañar los pigmentos ancestrales, durante toda la semana estuvimos buscando, dialogando con vecinxs y experimentando con tierras diversas, sin aún encontrar una respuesta a una formula pictórica (química) que perdure y resista. Las mujeres manifestaron su interés por colaborar en el proceso de búsqueda de pigmentos y minerales en sus tránsitos diarios a los distintos puntos del territorio, señalando que conocen lugares donde se pueden encontrar ciertas materias primas para experimentar. Comentamos también la posibilidad de adentrarnos en el tallado o esculpido de piedras mediante la utilización de cinceles o dremel (herramienta de grabado, corte y pulido) para realizar imágenes volumétricas o gráficas sobre piedras (petroglifos). Esta propuesta revolucionó la jornada, todas se mostraron inmensamente interesadas en aprender más acerca de esa técnica, proyectando la posibilidad de poder aplicarla en piedras pequeñas para desarrollar objetos artesanales comercializables. Dialogamos en torno a la abundancia de la piedra en el territorio y la posibilidad de contar con una materia prima diversa que podría ser el inicio de un proceso de desarrollo artesanal local.

Pese a que nuestros objetivos en la residencia no apuntan a fomentar aspectos turísticos o comerciales, vemos un interés concreto en la comunidad por desarrollar, recuperar o re-crear procesos de creación manual colectivos y ancestrales. Una necesidad de expresar de manera visual, gráfica o escultórica el imaginario local. En este sentido, creemos que esa urgencia puede ser un catalizador para la creación de una obra colectiva en la residencia, les planteamos nuestro interés por desarrollar una serie gráfica en el entorno de forma colaborativa y la importancia de partir desde allí, para que posteriormente ellas puedan interpretar la técnica a su manera, partiendo de una plataforma visual colectiva. Consideramos importante analizar la iconografía y simbología andina propia, emprender un proceso de creación y/o recuperación de una simbología local, desarrollar el imaginario visual a partir de la síntesis gráfica de conceptos e ideas elaboradas de forma colectiva es el desafío para las próximas semanas.

Terminamos la jornada escuchando historias en torno a cóndores, duendes y finaos caminantes. Cada una relataba sus experiencias en el territorio con manifestaciones sobrenaturales y nos reíamos con la posibilidad de graficar esas experiencias en grandes rocas, y las vecinas interpretaban que quizás un petroglifo o pintura rupestre pudo (o podría) utilizarse también como señalización o advertencia en el territorio de malos parajes o manifestaciones sobrenaturales.

Para la jornada habíamos llevado trozos de piedra laja delgadas, que fuimos a buscar a la cantera junto a un vecino para experimentar con los pigmentos que pudimos hacer estos días. Estos materiales sirvieron para dialogar pero aún no era la instancia para lanzarnos a un ejercicio práctico, comprendimos que en esta primera jornada era necesario conversar y escuchar, escucharlas a ellas, sus ideas e historias, para ir complementando y tejiendo un proyecto realmente colaborativo.

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