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Residencia: Aiken Villa Tehuelches - Laguna Blanca, Magallanes y Antártica - 2018 Residente: Compañía Lafamiliateatro
Publicado: 2 de enero de 2019
La despedida

Sabíamos que la despedida sería un proceso difícil.

Este viaje de retorno comenzó con una reunión de evaluación. No le llamamos cierre, pero era inevitable pensar en que por lo menos un ciclo se cerraba. Como de costumbre convocamos a los vecinos en la Biblioteca Municipal; esta vez la sala que acogía nuestras jornadas era el escenario de AIKEN y por lo tanto, ese fue nuestro contexto para dialogar entorno a la misma exposición, las fotografías y el relato.

Las primeras impresiones fueron sobre la calidad del trabajo. A pesar de estar conscientes de las fotografías realizadas, no pensaban se verían tan bien impresas. Es que no habían imaginado el tipo de papel, la calidad de la impresión y el cuidado que tendríamos en componer cada página. Estaban todos muy conformes con ello. Sin embargo, para algunos se sentía la falta de ciertas instituciones. Debido a que no todos quienes estaban reunidos allí pensaban igual, se generó una rica discusión en torno al verdadero foco que Aiken tenía.

“Son los habitantes los que le dan sentido a la comuna, más allá de las instituciones”, se logró esbozar.

Estamos de acuerdo.

Esta reflexión es un gran logro y podemos sentirnos satisfechos de haber instalado esta mirada protagonista de sus habitantes, que por años han estado al alero de una institución hegemónica, y que por diversos motivos se han construido como una población alienada, tal como lo hemos descrito en entradas anteriores.

Los días antes de nuestra partida fue una sucesión de actividades que primero giraron en torno a la Navidad y luego a la celebración de Año Nuevo. Para ambas fechas recibimos muchas invitaciones. Para Navidad no quisimos favorecer una invitación por sobre otra, celebramos esa fecha en la que en pocos días más dejaría de ser nuestro hogar. Para Año Nuevo la estrategia fue otra, quisimos saludar y celebrar junto a los vecinos.

Nos llamó la atención que no se realizaran celebraciones colectivas. A estas alturas el pueblo es un poco fantasma y son pocas las familias que deciden quedarse para estas celebraciones. Esas pocas casas para nosotros eran una oportunidad de unión, pero no siempre hay fiato entre quienes se quedan o bien programan celebraciones privadas. Es un síntoma de nuestros tiempos al cual no escapa el extremo sur.

Luego de la media noche decidimos salir y saludar. Cada casa nos ofrecía comida, cariño, conversación y la noche corrió muy veloz. Una “noche” que solo dura unas horas, pues a las 3 de la mañana ya se asomaba el nuevo día.

Programamos nuestra salida del territorio para el 2 de enero. El día comenzó muy temprano y una sucesión de saludos, de buenos deseos, abrazos, cariños, mermeladas y panes hizo que de repente ya fuera media tarde y nos encontráramos sobre una camioneta camino a Punta Arenas con maletas llenas de bonitos recuerdos, nuevas experiencias y la satisfacción por lo realizado.

Los dos días siguientes estaban considerados para la invitación que el equipo de Red Cultura Regional nos había hecho para participar de una jornada en la Residencia en se estaba iniciando en Cerro Sombrero. Lamentablemente, por problemas presupuestarios del programa, dicha actividad no se pudo llevar a cabo. Aprovechamos esos días en Punta Arenas y antes de partir nos despedimos del equipo de Red Cultura Magallanes y de la Seremi, quienes se manifestaron muy conformes por el trabajo ejecutado. Les llamó la atención lo rápido que nos adecuamos a las condiciones del territorio a pesar de no contar con la visita previa, y lo fácil que resultó convivir y generar vínculos con la comunidad.

Agradecieron también la visión crítica a la hora de generar el producto y la manera de abordar temáticas conflictivas y que tensionan el tejido social.

Una aventura que comenzó de muy difícil manera llega a su “fin” con éxito. Ese fin lo ponemos entre comillas, porque a pesar de nosotros ya no estar ahí, AIKEN continúa, va mucho más allá de Lafamiliateatro, mucho más allá de todo y de todos.

AIKEN es el hogar; y ese hogar, la mayoría de las veces, avanza junto a uno mismo.

Finalmente, retornamos a Santiago.

Les dejamos los productos levantados con la comunidad:

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