BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Cuentos naturales Purén - Malleco, La Araucanía - 2017 Residente: Katherine Guerrero
Publicado: 10 de noviembre de 2017
Las Hermanas Alonso <3

Caminando desde Purén al campo se puede apreciar mucha tranquilidad en el pueblo, las personas desplazándose a un paso muy sereno, hasta los autos andan lento.

Casi a unos 20 minutos caminando a la salida de Purén, se encuentra Lolonco, un sector rural al que hemos ido varias veces a compartir saberes con las personas. En este lugar conocimos a dos hermanas inseparables Edith y Elizabeth, ellas andan casi para todos lados juntas, son artesanas que trabajan con lana desde hace muchos años, y han querido unirse para participar en esta residencia aportando sus saberes y queriendo aprender otras técnicas.

Hoy estamos conversando acerca de como poder crear una historia con las fibras, y nos dicen que nunca han hecho nada con estas porque la mayoría del tiempo utilizan lana de oveja. Hacemos un pequeño recorrido por el campo para ver que podemos utilizar del suelo o podar, ellas nos dicen que está lleno de cosas por todos lados solo hay que salir a caminar y buscar, pero que es primera vez que harán algo así, casi siempre buscan plumas o pequeños troncos para sus creaciones con lana.

Al hacer esto e ir observando, hablamos del impacto al medio ambiente, y pedimos permiso para tomar lo justo y necesario. Hicimos un pequeño recorrido por el campo mirando y obteniendo inspiración e intercambiando ideas, después de recorrer nos fuimos a sentar al aire libre bajo el techo, y una de las hermanas, Edith, retomó el tema del culebrón, ya que le llamó mucho la atención la leyenda y su forma. Entonces comenzó a crear un culebrón con lana de oveja, y mientras lo creaba se reía, porque decía que nunca se hubiese imaginado haciendo algo así, que le parecía entretenido. Con Elizabeth seguimos utilizando las fibras para crear otro ser, hablando de animales de la zona. Edith seguía con el culebrón con una sonrisa muy notoria y decía: esto no lo guardo en mi casa porque puede llegar uno de verdad. Nadie quería el culebrón en su casa, aunque fuera una representación, pero al final terminaron riéndose y guardándolo en su casa, y sus hijos lo tomaron para jugar, pidiéndoles todo lo que hacían para poder dejarlos en sus piezas.

En unas sillas nos quedamos hablando del culebrón y de varias cosas de la vida, nos reímos de cualquier cosa, porque ellas dicen que en la vida es mejor reír, para que se hizo la vida, para reír.

« Ir a residencia