BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: EN - TRAMANDO San Felipe - Sector Las 4 Villas, Valparaíso - 2017 Residente: La Fulana Teatro
Publicado: 19 de octubre de 2017
Los indicados

Para llevar a cabo cualquier trabajo es fundamental contar con las personas más idóneas para ello. Hoy queremos hablarles de 3 grandes descubrimientos. Pamela, Alexis y los niños del Sol Naciente (jardín infantil)

Pamela

Pamela es una vecina que, tanto quienes trabajan en Quiero Mi Barrio como los vecinos, reconocen como la más indicada para hablar acerca de la orgánica que rige en el barrio. Forma parte del Consejo Vecinal de Desarrollo (CVD) y de los talleres femeninos que son dos, uno que se dicta en la sede la Villa Renacer los jueves de 3 a 5 de la tarde, denominado “Fuerza de Voluntad”, y el segundo se denomina “Amistad”, y es llevado a cabo en la sede de la Villa Industrial los miércoles de 3 a 5. Cada año, el departamento de la mujer de la Municipalidad de San Felipe, organiza una muestra de talleres donde los vecinos escogen aquellos que les interesa tomar, de este modo, y por el requerimiento de las vecinas. El taller está llegando a su fin, pero a propósito de esta iniciativa, se han comprometido a realizar una escultura ecológica de flores en el centro del hexágono que se encuentra en el patio de la ex Escuela Hogar, estableciéndose como la excusa perfecta para continuar reuniéndose como colectivo.

El CVD, otra de las organizaciones en las que participa Pamela, fue creado con ayuda del programa Quiero Mi Barrio, y vecinos de las 4 Villas forman parte de esta agrupación que el 28 de octubre cumple dos años. Actualmente, el CVD es la única persona jurídica vigente y cuenta con 70 socios y socias aproximadamente.

Pamela formó parte de la agrupación de huertos que operaba en el patio trasero de la Ex Escuela hogar, en aquel entonces se gestionó con el Municipio el uso de aquel terreno. La agrupación de huertos no alcanzó a durar un año, por la impotencia ante los robos que sufría el proyecto comunitario, pequeños árboles de durazno, y los insumos y herramientas que se utilizaban para la mantención del huerto desaparecían por las noches.  Aún quedan algunas de las herramientas del huerto (palas y picotas), y ella sabe cómo elaborar palas de jardinería reutilizando materiales.

En el espacio donde se emplazaba la huerta, es posible ver algunas plantas (hortalizas y frutales) carentes de mantención entremedio de la maleza que apenas las deja asomarse, también quedan los rastros de los maceteros, los huertos verticales y un sofisticado sistema de riego. Nos cuenta Pamela que para desmalezar el lugar hay que tomar precauciones, pues hay culebras en el sector. En el recorrido también nos encontramos con un auto de los años setenta que se encuentra abandonado desde hace más de 8 años, Pamela, de modo espontáneo, nos señala que sería bonito llevarlo a la entrada de la Ex Escuela Hogar e intervenirlo con plantas y con artículos reutilizados, para así exhibir el vuelco del barrio y el espíritu de sus residentes.

Fresia y Alexis.

Llegamos a eso de las 3 de la tarde a la casa de la señora Fresia (asidua participante de todas nuestras reuniones), la indicación principal fue que la casa se encuentra frente a un mural con la figura de su difunto esposo, elaborado de una sola vez, durante el velorio y antes del funeral, por su nieto Alexis, que luego nos enteraríamos de que le gusta ser reconocido como “Murillo”, su segundo apellido.

En la casa de la señora Fresia abundan plantas medicinales, ornamentales, frutales, etc., se siente la delicadeza de la preocupación en cada uno de los maceteros. Hay gallinas, nos enseña los huevos que le dan. Es una mujer sabia, lo demuestra en cada paso que da con su bastón, que golpea el suelo con el peso de sus años.

Acaban de terminar de almorzar, y les pedimos disculpas por la interrupción, mientras en la mesa descansan dos platos vacíos y uno a medias frente a un joven sentado a la cabeza. Le ofrecemos esperar. Entusiasmado Murillo nos cuenta que desde hace veinte años dibuja, y que ha ido mejorando su técnica con el tiempo. Ha aprendido de manera autodidacta, generando sus propias técnicas de representación. Realiza murales, tatuajes y retratos. Se ha hecho un nombre en la escena de San Felipe ganándose el respeto de los pares y trabajando para los vecinos en encargos que van desde superhéroes para piezas de niños hasta reproducción de fotos en grafito.

Hasta hace un tiempo Murillo trabajaba en las labores de temporada de las viñas cercanas a San Felipe, pero desde ya hace un año puede vivir del dibujo, haciendo tatuajes, reparándolos y realizando murales de carácter realista. Nos cuenta que es bueno enseñando y que le gusta compartir sus técnicas con quien las quiera aprender y a propósito de esto le planteamos la idea de compartir sus conocimientos en un taller en la Ex Escuela Hogar, comprometiéndolo de inmediato como elemento fundamental para la conformación de nuestro Centro Cultural. El accedió acotando que no tiene una metodología pero que le encanta enseñar, sobre todo a los niños. Es el momento en que él nos confiesa que, a pesar de lo realizado, no ha podido hacer más cosas pues no es muy bueno elaborando proyectos, y que necesita ayuda con eso, pues ha intentado postular a fondos y no ha tenido buenos resultados. Nuestro compromiso es asesorarlo en la elaboración de sus proyectos a través de Pamela, quién cuenta con varios proyectos adjudicados y de esta manera comenzar a vincularlos en torno al nuevo Centro Cultural que nace desde la idea fundamental de la colaboración.

Murillo hará un gran mural junto a nosotros en la Ex escuela hogar. Hay que decidir con los vecinos el diseño y el lugar.

 

Los niños del Sol Naciente

Como habíamos acordado en nuestra visita la semana anterior, esperamos a eso de las 10 de la mañana a la tía Patricia, que nos visitaba esta vez en la escuela-hogar junto a 10 de los niños del jardín. La idea era muy simple, engalanar la placita que da la bienvenida a quienes llegan a este espacio y la realización de una breve visita guiada para contextualizar a los niños.

La Tía Patricia junto con la Tía Nitza, nos presentan primero a Jeremy, Sofía, Blue, Keity y Carolina. Juntos fuimos hasta la oficina de Quiero Mi Barrio a saludar a Katy y a Erika.  Minutos después llega el segundo grupo: Ángel, Kevin, Eslatan, Jennifer y Suri. Hacemos una pequeña dinámica para presentarnos y comenzamos la ruta por la ex-escuela hogar. Los niños recorren de mano de las tías las salas y los jardines, ingresamos a uno de los salones que en sus muros tiene dibujos pintados a modo de cuadro en tonos verde y tierra, colores que evocan a la naturaleza y disfrutamos de estar ahí mientras corren y tocan los dibujos y las paredes haciendo suyo el lugar, conociendo un poco de su historia y de las reliquias que contiene de otros tiempos. Es aquí donde les contamos que todos esos cuadros han sido pintados por sus propios vecinos y ellos se entusiasman con la idea de formar parte también de este proyecto que comienza a ver la luz, así es que caminamos luego al hexágono del centro de la plaza, cada niño escogió una piedra y sobre ella esbozamos la silueta de una de sus manos. Posteriormente, cada niño eligió un color para pintar su mano de entre los disponibles, se les entregó unas brochas y pintura en un vaso. La mayoría de los niños pintó de inmediato la piedra completa, y después siguieron pintando las piedras de alrededor. Blue, respetó la silueta y pintó su mano y luego los bordes de otro color, después imitando a sus compañeros pintó la piedra completa. Eslatan con su personalidad enérgica, no se contentó tan sólo con pintar sus piedras, también irrumpió con azul los espacios con cemento, mientras Keity (imitando a Eslatan), también pintó los espacios de cemento entre las piedras. Jeremy, mezcló el color sandía y el verde para generar su propio color. Kevin, de naturaleza inquieta, nos sorprendió cuando puso toda su concentración y ensimismado completó de verde un grupo de piedras.

Compartieron jugo y galletas junto a nosotros. No hablaban mucho, estaban concentrados. No había mucho que decir tampoco, lo que estábamos haciendo era suficiente para entender todo.

Pamela y Murillo seguirán trabajando junto a nosotros en las labores en las que son especialistas y nos satisface enormemente este hecho. Por otra parte, la tía Patricia volverá el próximo jueves con otros 10 niños para seguir haciendo suyo este espacio. Nosotros, seguimos contando aliados: Las luchadoras y luchadores de Quiero Mi Barrio, de Senda, del Hogar de Cristo, la tía Patricia, los niños del Sol Naciente (como nos gusta llamarlos), Pamela, Fresia, Murillo y tantos otros que esperamos se sumen a esta causa.

Aquí vamos.

Aún no son tantos, pero sin lugar a duda, son los indicados.

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