BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Atlas Simbólico del Canto a lo Divino Loica - San Pedro de Melipilla, Región Metropolitana - 2018 Residente: Danilo Petrovich
Publicado: 13 de diciembre de 2018
Los Quillayes

¿Cómo saber que una cosa es diferente a todas las demás si nunca se la ha comparado con nada?

Tzvetan Todorov

 

Esperamos que se asome la fresca y salimos a buscar cantores al pequeño poblado de Los Quillayes, perteneciente a la comuna de Las Cabras, Región de O’Higgins. Por libros sabemos que allí vivió el mentado cantor Rodemil Jerez. Preguntando nos encontramos con Sabino Cerda, cantor a lo divino, quien está rociando a su caballo con un químico para que no lo asedien las moscas. Nos cuenta que hasta hace unos días no había tantas, pero que llegaron unos camiones a descargar excremento humano a un potrero vecino y se llenó de estas. Los caballos sufren, ya que se rascan hasta hacerse heridas, incluso pueden morir.

La comuna de San Pedro de Melipilla pertenece la Región Metropolitana, ubicándose en su extremo sur poniente. Colinda con la Región de Valparaíso hacia el norte, específicamente con la comuna de Santo Domingo, y hacia el sur con las comunas de Litueche y las Cabras, ambas de la Región de O’Higgins. Hay algunos sectores como Corneche, La Manga e incluso Los Quillayes que están como arrinconados, aislados entre las distintas regiones. A decir verdad, la comuna entera, a pesar de encontrarse bastante cerca de San Antonio, Melipilla e incluso Santiago, no cuenta con ninguna bomba de bencina, ninguna farmacia, y hasta hace poco no había banco ni cajero automático, como símbolos de “progreso”, digo. El transporte público es escaso, y se suele ver a los costados de la carretera y de los caminos interiores a mucha gente haciendo dedo. Si no fuera por la carretera que va desde Santiago a Pichilemu, que atrae a bastantes turistas, difícil sería que se sustentara la venta de frutillas dentro de la comuna.

Esto de pensar en construir un mapa es interminable. Existen muchas formas de nombrar las mismas cosas, incluso lo que fue nombrado de una determinada manera en otra época, hoy puede ser llamado distinto. Nombrar y llamar. De todas formas pasa algo con los nombres de los lugares, la toponimia indígena pareciera persistir a través de los siglos: Quilamuta, Puro, Codigua, Litueche, Corneche, Chocalán, Culiprán, Quelentaro, Loyca. La lengua precolombina tiene una aptitud singular para leer la naturaleza, no así la lengua del conquistador, matriz administrativa y política, aproximación del poder sobre lo humano y sus cosas, incapaz de transmitir la potencia de las lenguas vernaculares. ¿Cómo nombrar las cosas nuevamente? ¿Cuál fue el punto de comparación de los primeros extranjeros que estuvieron acá? No había analogía. También están las formas por las cuales las personas llaman a las cosas y lugares, no solo me refiero a las palabras, sino también a los sonidos a través de los cuales ellas se transmiten. Nos cuentan de la cuesta “del charqui”, porque antiguamente era muy difícil de sortear por las carretas con bueyes, era “charqueada”. Toda persona tiene una “chapa”, es conocida de varias maneras: Cogote ‘e jote, raspa la olla, el Huite, on Uneco, on Grabri. También es conocida en relación a quienes son sus parientes. Pasa a veces que un hermano es también un compadre, un conocido, un primo, así se va tejiendo la cultura y creo que nosotros alcanzamos a captar solo una capa delgada de ella, luego se nos escapa. El mapa entonces es mas que nada un intento por acercarse a las personas, por conversar, nombrar, llamar, contar. ¿a dónde se dirige?, ¿a qué territorio?, ¿al imaginado, al sentido, al impuesto?

“Pero, entonces, ¿qué somos nosotros mismos, nosotros los modernos? ¿Cuáles son nuestros discursos sobre los diversos objetos que componen nuestra actualidad? Solamente los sabrán quienes, un día, nos encuentren distintos de ellos. Sabrán qué fue nuestra modernidad; nosotros no podemos prever –por adelantado la apariencia que tendremos en el futuro-. Podemos, sin embargo, vislumbrar, si no lo que somos, al menos lo que acabamos de dejar de ser”.

Foucault. Pensamiento y Vida.

Paul Veyne

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