BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: La sed de la tierra Llay Llay, Valparaíso - 2018 Residente: Colectivo YY (Yachachinakuy)
Publicado: 4 de febrero de 2019
Mizè pa lanfè

“La miseria no es el infierno” es la traducción del título de este texto y es, a su vez, el título de un monólogo escrito e interpretado por un compañero haitiano del grupo de Arte y Cine. Cuando hicimos la traducción, no pude evitar revivir las palabras del viudo de Joane Florvil, reproducidas una y otra vez por diferentes medios de comunicación:

“Chile me enseñó todas las cosas malas que nunca viví en mi país. Aquí vivo en una pieza encerrado. Chile me enseñó la miseria.”

Wilfrid Fidele, 2018.

Pero en el monólogo que inspira este texto, la miseria no es el infierno. No es el castigo eterno, si nos aferramos a la interpretación cristiana. No es la condena, no es el fin. ¿Qué es la miseria entonces? ¿Cuánto se le puede resistir? ¿Qué hay después de ella?

En los últimos días en Llay Llay hemos podido compartir otras experiencias junto a nuestros amigos haitianos; fuimos invitadas a un matrimonio, organizamos un almuerzo donde nos aventuramos preparando una receta haitiana y acompañamos al equipo de fútbol a un campeonato organizado en el sector El Salitre. En esta última actividad, compartimos con los niños del equipo infantil, quienes se interesaron en la caracola que andábamos trayendo y se peleaban por jugar con ella y hacerla sonar. Incluso, a la hora del partido, hicieron ingreso a la cancha anunciándose con ella y despertando el fervor de su hinchada. Cuando ya atardecía y tuvimos que irnos, nos despedimos con discreción, como quien abandona una fiesta en su mejor momento. La alegría del equipo visitante aún resonaba en la mente y contrastaba con el silencioso viaje de regreso. ‘Mizè pa lanfè’, recordé.

Tamara

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