BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Cruzar el paso... Pargua - Calbuco, Los Lagos - 2018 Residente: Viviana Silva Flores
Publicado: 2 de abril de 2019
Porque todo empieza cerca del final

Y finalizó la residencia.

Como contaba antes, he vuelto al territorio a reencontrarnos, a presentar nuestro video-ensayo final y la publicación que realizamos con Maulikan. Sin embargo, el regreso no fue como esperaba. Tal vez tenía muchas ansias de volver a vernos, de celebrar nuestro trabajo, de compartir las emociones lo que hizo que al ser un escenario diferente el que encontré, dado por la tristeza de las diversas defunciones en el territorio durante esos días (que finalmente dejó un saldo de 4 pérdidas) es que evidentemente se hizo imposible disfrutar como se quería. Menos mal que había programado varios días para estar en el territorio, ya que con esta serie de vicisitudes, toda nuestra programación que implicaba actividades potentes los días jueves y viernes, fueron suspendidas una y otra vez. Aun así, durante todos estos días nos fuimos reencontrando con algunxs, sobre todo para acompañar a nuestras queridas compañeras en sus penas. Para mí esta parte fue toda una experiencia. Nunca antes había estado en un velorio y funeral sureño, aunque había escuchado mucho sobre ellos: sobre los rezos, las visitas y la mucha comida que se da esos días, pero verlo y vivirlo es distinto.

Finalmente, el lunes 1 de abril hemos podido reunirnos a visionar y compartir nuestro video y libro. El encuentro lo hicimos por la mañana en la sede vecinal de Avellanal, para lo cual la Comunidad Maulikan organizó un bonito espacio de encuentro.

El lugar estaba bellamente decorado y para lo mismo preparamos una mateada con comida típica. Desde el Jardín “Semillas” nos acompañaron por supuesto, junto a otrxs invitadxs de la localidad, y nos facilitaron el telón y proyector para poder visionar el video. Cristina de la Seremía Regional también se hizo presente y tanto ella como la señora Maritza, el Lonko y yo, expresamos unas pequeñas palabras a la comunidad que estaba. Fue una actividad bonita. Varias caras se sorprendían con el video y otras muchas se emocionaban. Daba gusto observar las reacciones, las expresiones en los rostros, las dulces miradas.

El libro también les pareció precioso. Una cosa era conocerlo e ir haciéndolo en digital, a través de los teléfonos, pero tenerlo en papel, en material, es otra cosa.

Fue así una mañana llena de emociones que me volvió a reconfortar el corazón.

La única pena es que finalmente con las chicas de Chayahue nunca nos pudimos juntar. Teníamos programado para esa tarde nuestro encuentro que finalmente el mismo día, sobre la marcha, suspendieron. Me quedé con los crespos hechos y la comida comprada igual que la señora Florentina, quien se quedó con los milcaos en proceso. Esta parte fue triste. Fue triste no poder vernos, dialogar en colectivo y compartir el video, aunque entendí las razones esgrimidas. La enfermedad y los decesos merodean el sector, que en esos días además empezó con las novenas. Una pena. Aun así, fui a las casas de algunas de ellas y les entregué los regalos que les tenía: las fotografías de cada una impresas trabajando en nuestra obra de arte colaborativa. Pequeños recuerdos de los momentos compartidos, de esta experiencia estética vivida.

Así, entre la amargura y la alegría del reencuentro, fue un buen retorno al territorio. En él pude recoger las impresiones de quienes vivieron el proyecto tras habernos separado un tiempo, tras pensar y madurar el proceso. También fue un espacio de afectos, de estar, de acompañarse en los buenos y malos momentos. Con todo, creo que el arduo trabajo en esta residencia valió la pena, y como conversábamos con Maritza y Angélica el último día, si bien esta actividad fue el cierre de nuestra Residencia, fue también el inicio de otras maneras de hacer en el trabajo colectivo que las comunidades ahora continuarán haciendo.

Con cariño para todas y todos quienes fueron parte de este proyecto y para todxs quienes nos apoyaron en este proceso. Especialmente para Maulikan, la Junta de Vecinas de Chayahaue, el Jardín Infantil “Semillas”, la familia Ralil-Guerrero y la Escuela Rural de Pargua. Infinitas Gracias!!!

Dejamos aquí con ustedes el link de nuestro video y la publicación que con tanto cariño hemos hecho. Que la disfruten y nos vemos pronto para seguir tejiendo!

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