BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Camino en costura Coronel - Isla Santa María, Biobío - 2017 Residente: 12NA: Plataforma de reciclaje textil
Publicado: 30 de septiembre de 2017
¿Qué hace usted con su tiempo libre?

Es el tercer día de lluvia y viento y seguimos sin poder salir. Despertamos del puro ruido del agua golpeando nuestro techo de lata. Parece que se nos cae el cielo cada noche. La ropa está toda mojada y no tenemos estufa para secarla.

En las tardes corremos hasta la casa de la Mami Silvia a tomar un mate conversado, vemos alguna novela o compartimos historias de vida. Sobretodo oímos atentas las historias de Silvita, que tiene mucha gracia para relatarlas.

Nuestra invitada Ingrid supuestamente se iría el viernes pasado y nosotras debíamos salir en busca de materiales a Coronel para nuestras actividades, pero “ni barcaza ni catamarán por el mal clima. Hay que esperar hasta el Lunes”, nos dijo Cecilia esta mañana desde su oficina en Lota. “No es la lluvia, sino el viento”, nos confirma reenviando una imagen de Windgurú, la plataforma por la que se guían para saber el estado de apertura de los puertos.

En nuestra pared de esquematización del proyecto aparece mencionada la pregunta por el tiempo. ¿Qué hace usted con su tiempo libre? ¿Existe eso en una isla como ésta? Bueno, este fue un fin de semana para descubrirlo.

Agarramos las cosas que nos han dejado en las cajitas de pallet a la entrada de la casa y nos pusimos a armar de todo: Bitácoras y monederos con tetra pack, una nave espacial con una botella plástica, una pantalla de lámpara con restos de red y un porta velas con una lata de bebida. Estuvimos cortando, pegando y pensando si los niños se motivarían cuando fuéramos a verlos con las ideas que teníamos la próxima semana. La visita de Antonella nos confirma que sí. En una ventana de sol, salimos al patio a montar un estudio improvisado para seguir armando bitácoras con ella y la Kata, su amiga. La lluvia amenaza nuevamente y pa’ dentro de nuevo, al menos por un par de horas.

Salimos por el camino que nos lleva al norte, ese que cada vez es más familiar. Nos llevaron, sin siquiera pedirlo, hasta las lomas donde pastan los caballos y los niños van a sacar camarones con unas “bombas” que hacen con tubos de PVC. Subimos con cuidado de no pisar algún hoyo, alguna planta pinchuda o una piedra. Es tarde y apenas se ve.

El azul oscuro cubría el cielo. Nos quedamos un rato mirando para todos lados: los trazados que dibujaba el agua en una planicie cercana, las luces amarillas de Lota que veíamos a la distancia y el cielo que se estaba cubriendo de nubes.

Desde arriba ya no parecía muy buena idea la de rodar, además el seguro detalla claramente:

“NO ES ÁMBITO DE COBERTURA: PRÁCTICA DE DEPORTES O ACTIVIDADES DE ALTO RIESGO Y NOTORIAMENTE PELIGROSAS TALES COMO: PARAPENTE, BENJI, RAFTING, MOTOCICLISMO EN TODAS SUS MODALIDADES, RODEO, JOCKEY, RUGBY, SNOWBORD, Y OTROS SIMILARES.”

Por lo que, tirarse rodando desde esa altura, si no era parte de esa lista ahora, lo sería luego de tratar de cobrar nuestro seguro por torceduras, roturas y desmembramientos varios.

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