BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Mujeres mapuche-pewenche y oficios ancestrales Lonquimay, La Araucanía - 2018 Residente: Compañía La Laura Palmer
Publicado: 15 de noviembre de 2018
Que su rostro cubra todo el horizonte

Ayer fue asesinado Camilo Catrillanca en la comunidad de Temucuicui.

Hemos estado todo el día de ayer y de hoy conversando sobre eso, y conociendo de a poco los detalles de lo que ha sucedido.

En la reunión del colectivo decidimos que teníamos que hacer algo, aunque fuera simbólico, aunque fuera algo sencillo, que no podíamos dejar pasar este día como si fuera cualquier otro día.

Decidimos pintar carteles y hacer una velatón en la plaza del pueblo.

Tocar algo de música.

Juntarnos.

Tratamos de convocar a la mayor cantidad de gente posible, pero se hace difícil. Como he dicho antes, este pueblo tiene sus redes cortadas, es como si el hielo del invierno se demorara demasiado tiempo en descongelarse, como si la gente necesitara de aún más sol que el que ya tenemos para poder salir de sus estados de petrificación invernal y salir a las calles, comunicarse con sus vecinos, moverse.

Cuando estamos pintando los carteles en la sede de cultura de la municipalidad, alguien nos dice que los peñi se han tomado el puente de la entrada del pueblo.

Junto a Claudio dejamos de pintar, apilamos las hojas que hemos estado imprimiendo con la cara de Camilo y corremos al puente para intentar registrar lo que está sucediendo.

Llegamos y ya no hay nada. Exactamente 10 minutos se demora carabineros en desmantelar los pocos troncos que arman una pequeña hoguera.

Así más o menos es todo en Lonquimay, una escala de lo que sucede en la gran ciudad.

Como si fuera un experimento de laboratorio. En el bar de la esquina te puedes encontrar al simil de Luksic, y en el bar de la otra esquina puedes encontrar al maleante más buscado de todo el pueblo. Todos tienen opinión. Algunos la ejercen con más fuerza.

Seguimos con nuestro plan inicial de hacer una velatón. Compramos las velas, terminamos los carteles.

A la hora señalada nos reunimos en la plaza. Justo al frente está el retén. Qué nos van a hacer, pensamos. Poco a poco empieza a aparecer gente en la plaza. Ya son las 22:00, y es rarísimo ver tanta gente en la plaza a esa hora. Vemos un bus aparecer y nos damos cuenta que es un grupo de niños que se va de gira de estudios.

Finalmente los 7 u 8 que nos reunimos, conversamos sobre lo terrible de esta situación. Sobre la muerte de Camilo. Sobre la impotencia. Compartimos historias y cigarros para el frío. Uno de los compañeros del colectivo saca su guitarra y toca una canción que nos pone los pelos de punta.

Sin querer hablo del agua

Y me lloran las palabras

que los mares llevan llagas

de los ríos, de quebradas

que los bosques se desangran

que la tierra se desarma.

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