BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Rebalses Los Choros - La Higuera, Coquimbo - 2018 Residente: Colectivo Caput
Publicado: 7 de abril de 2019
Reactivación de la pandilla. Piedras y ruidos!

Contagiadxs con la motivación de las chululas, el seis de abril nos encontramos por la tarde para activar la idea del mural de piedras que nos debíamos. Era una vieja fantasía que debíamos concretar. Así que avanzamos hacia el lugar elegido y levantamos las brochas y pinceles en alto para pintar no cualquier piedra, sino las particularmente medianas. Intentamos varias maneras de hacerlo; acumular piedras y pintarlas en un mismo lugar; pintar las piedras sin moverlas de su lugar, solo pintando la parte frontal de la mediana roca; ir pintando las piedras ya dispuestas como letras para la frase final.

Los Choros Vale Oro, será la expresión estrella que recibirá a lxs invitadxs al llegar al pueblo. Llamada abierta del chululo Darco a cuidar y proteger el medio ambiente.

A propósito de la llamada, al parecer lxs chululxs se comunicaron y se sintieron reactivados! Así que aprovechamos la presencia de nuestro amigo Sergio en Los Choros y lo invitamos a compartir sus máquinas de ruido. Sergio es un trabajador del audiovisual y profesional del sonido, la bulla, el barullo, el chirrido, el mutismo y cualquier cosa que derive en la experimentación a través de aparatos hechizos de sonido.

Una vez presentado Sergio a la pandilla, lxs niñxs se acercaron a conocer las maquinitas. Pero el ruido les parecía algo terrible! Manifestaban dolores de cabezas con tantos silbidos y efectos mezclándose y alzándose con un amplificador y un micrófono de por medio. Lo paradójico era que no se movían de la mesa del equipo, lo raro era que les molestara el ruido cuando son ellxs los precursores del murmullo y el griterío!

Más que los ruidos en sí mismos, creemos que lo que les parecía molesto era la posibilidad de la no armonía musical, ese ritmo afinadito que te lleva a danzar románticamente. Bien simétrica! Así que desde ese punto de vista, se trataba de una cuestión educativa, de aprendizaje, entonces le pusimos desafíos a las intervenciones sonoras, sin ánimo de hacer equilibrios musicales ni mucho menos de componer. Al contrario, de imaginar un ambiente diferente con frases absurdas, como: jabón.

Nos entretuvimos, terminamos parafraseando versos, haciendo rap y ocupando nuestros cuerpos para hacer los ecos más fuertes pero más sencillos.

Bitácora de la residencia
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