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Residencia: Historias hiladas El Salto - Pichidegua, O'Higgins - 2018 Residente: Colectivo Las Niñas
Publicado: 2 de enero de 2019
Sácame este ojo, espántalo, y tíralo al campo

Comenzamos la reunión de hoy dando inicio al 2019 en medio de saludos, ahora sí que el tiempo se nos vino encima y son muchos los temas pendientes. Seguimos trabajando en la edición colectiva de las fotografías realizadas con las cámaras análogas, esta vez fue el turno de seleccionar los trabajos de Gladys, Julia,  José, Flora, Verónica y Antonieta.

Gladys hizo un excelente trabajo de memoria retratando la escuela de Almahue, a la que asistió de niña. Nos cuenta que aunque pudo ir muy poco tiempo, representa un recuerdo muy bonito e importante para ella, y por eso la fotografió. Gladys tuvo que abandonar la escuela cuando era pequeña, para trabajar y ayudar en la casa, una foto de la campana marca el inicio y final de esa etapa en su vida. Julia buscó objetos antiguos que atesora, registró una variedad de máquinas de coser, molederos, galleteros y monedas, más un autoretrato y una foto de su entorno que en conjunto la representan muy bien. Por su parte, José buscó retratar “la belleza del paisaje del Salto” sus imágenes logran captar muy bien la atmósfera de este lugar. Flora, Verónica y Antonieta buscaron objetos antiguos y retrataron su entorno. Antonieta logró a través de sus fotos contar algo más de su vida y tradiciones del Salto. En una de las imágenes aparece el retrato de su abuela, antigua santiguadora y partera de la zona, al recordarla, todos se entusiasmaron con la conversación y comenzaron a contar anécdotas sobre la abuelita Esperanza, muy conocida y querida, más de alguno de los presentes acudió a ella en busca de sanación para el mal de ojo, recuerdan que parte del rezo decía “sácame este ojo, espántalo, y tíralo al campo”. Además de ser santiguadora y partera, Esperanza trabajó como lavandera de los Eyzaguirre junto a su hija Isolina, mamá de Antonieta, quien la asistió en esta labor desde los 12 años.

Tras terminar la edición fotográfica, continuamos planificando la elaboración del lienzo. José se encargó de diseñar el título y Verónica se lo llevaría para repasar los bordes de la tela. Estábamos listas para comenzar a bordar cuando nos percatamos que era un trabajo monumental, la tela era muy grande y las letras igual, era imposible de realizar en un período de tiempo tan acotado. Verónica, que tiene una amplia experiencia en este tipo de trabajos, propuso rellenar las letras con tela de distintos diseños y a estas bordarles el contorno con lanas de colores. La idea fue bien recibida, nos juntaremos este viernes para avanzar.

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