BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Un viaje de ida y vuelta La Viña - Quinta de Tilcoco, O'Higgins - 2018 Residente: Tatiana Passy Lucero
Publicado: 11 de diciembre de 2018
Volver a la infancia

Esta sesión nos deja a corazón lleno. Los adultos mayores tienen una increíble memoria de su infancia “es de lo que más uno se acuerda” nos dice la señora Aurelia, mientras nos habla de lo mucho que le gustaba plantar flores y hierbas medicinales cuando era niña, y en sus palabras nos transporta a ese pasado lleno de recuerdos,  de alegría, esfuerzo y también tristeza. Y es que son personas de trabajo, que de niños vivieron el trabajo ya sea en las faenas agrícolas, como en las labores del hogar. Muchas mujeres tuvieron que ayudar a sus madres en el cuidado de los hermanos más pequeños “yo me subía a una caja para alcanzar la artesa, y mi hermana a una silla para colgar la ropa… jajaja”. Mientras para una era un recuerdo gracioso, para otra, era una memoria muy triste “siempre me acuerdo que mi mamá me pegaba mucho cuando no cuidaba bien a mi hermana”,y un silencio invadía el momento, mientras buscábamos plasmar con colores y formas esos recuerdos, para finalmente oír de su boca “quiero dibujar un sol”, como si esa calidez luminosa aliviara su acongojado corazón de niña camuflado en ese cuerpo lleno de años y vivencias. Muchos de ellos no saben escribir porque no alcanzaron a terminar la enseñanza primaria, “es que en esos años, a uno de niño lo mandaban al trabajo, había que ayudar”. Pese a ello, fueron niños que jugaron en los campos y en los cerros, se bañaron en el canal del Molino, y miraron las estrellas en la gran oscuridad de la noche sin luz eléctrica, y es que “en ese tiempo nos alumbrábamos con el chonchón no más”.  “Yo alcancé a vivir en casa de carrizo”,  yo también responden uno y otro, si “era un poco más que una ruka no más”… mi mamá hacía colchones de totora, eran calentitos, ocupaban la cola esponjosa de la totora”.Nos faltan hojas para describir la cantidad de recuerdos, donde cada uno encierra una época, una forma de vida, y por supuesto nos ilustra la multiplicidad de marcadores identitarios presentes en cada una de sus prácticas culturales cotidianas, y en sus palabras pudimos sentir la evolución de ese universo: mientras la totora, el carrizo, las calabazas y otros materiales fueron fundamentales para la construcción de viviendas y utensilios, ahora vemos como estos elementos son más bien un recurso estético y decorativo. Este grupo se presenta como un pilar estructural en el desarrollo del proyecto, y nosotros somos afortunados de vivenciar esta experiencia con esta comunidad en constante transmutación.

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