Lo comunitario y sus vínculos culturales, la importancia de los diversos agentes sociales y la articulación de su comunidad, la unión, la participación social, el capital cultural de la localidad, sustentabilidad y auto sustentabilidad económica. Son a groso modo, lo que se habló entre las personas en la primera reunión comunitaria para la Conformación de la agrupación cultural que gestaría la creación del primer centro cultural en la localidad de la viña.
Esta idea se gestó en el marco de la organización de la semana viñana. Aquella noche en la reunión del “equipo de producción” de la fiesta viñana, él venía llegando de Santiago de vacaciones: Arturo Parraguez Miranda, Técnico en enfermería del Hospital Fach, bailarín desde niño, una persona reconocida por la comunidad como alguien “movido”; motivado por lo artístico y cultural. – “Siempre la hace igual, ingenioso, creativo”- comentan sus coterráneos. Respetado y considerado como una persona positiva y querida en la comunidad. Este joven está lleno de energías e ideas, emana una energía clara, limpia, artística, valórica y creativa. Además, de amante de su tierra en donde nació. Él expresó, desde su regreso a la comunidad, su motivación e interés en la fiesta viñana: “desde chico, siempre he participado”, al igual que muchos.
Los comentarios de algunas personas, el apoyo desinteresado a Arturo, y la conformación de este centro cultural crece a medida que pasan los días. Hay todo un ambiente de cultura, tradición, de unión, de familia, niños, jóvenes y abuelos entrelazados, dándose a la reflexión, al dialogo y la apropiación de conocimientos culturales del entorno local. Es por esto que bajo el foco de interés en común de las personas de la localidad, se nota la necesidad e importancia de la creación de un centro cultural para los niños, jóvenes y adultos. Se hace necesario e imperativo el consolidar un centro cultural sostenible en el tiempo, entregado de generación en generación, uniendo año tras año, actividad tras actividad a la comunidad.
Al invitarnos a la reunión nos dicen que necesitan nuestro apoyo, para la conformación de esta organización. Hablamos durante aproximadamente unos 30 minutos en un vaivén de lluvia de ideas, empezaron a salir más ideas, más pasos a seguir; a la vez más entusiasmo se nota en sus ojos.
Las niñas y niños, jóvenes y adultos que participaron de esta actividad, eran en totalidad once personas, entre ellos Joel, un migrante haitiano. El reconocimiento a hermanos latinoamericanos y del mundo, la visón de que “la tierra les pertenece a todos y a todas” se nota también en el discurso que se comienza a instaurar en este nuevo centro sociocultural que nace. A modo de reflexión: el tiempo para la conformación y solidificación de la agrupación culturales es igual a cuando se cultiva la tierra, esta se prepara, se eligen las semillas se riega y se cosecha alimentos exquisitos, es la analogía perfecta de cómo quieren constituirse, de lo que quieren generar, saben que el tiempo no será su enemigo, sino su aliado más certero. Está en la conciencia colectiva. Análisis social espontáneo y crítico, de lo que necesitan y les hace falta. El cómo empezar. Ya dieron un primer paso y vienen muchos más.