Fui a comprar a Calama, son 4 hrs. de viaje por un camino de tierra lleno de cortes y desvíos, por lo pronto hay que terminar un mural, un muro de mosaicos y flores de papel y eso es harto material. El camino a Ollagüe se está pavimentando y fue difícil encontrar un flete que quisiera ir a la frontera, pero siempre hay alguien por ahí. Nos vinimos conversando sobre el estado cultural de Calama mientras escuchábamos por la radio como Colo- Colo le ganaba 3 a 1 a Cobreloa en el partido de vuelta en el Monumental, hablamos de como Codelco abandonó económicamente al equipo calameño, de shopperías con piernas, prostitutas, inmigrantes, machismo, vida de minero, drogas y de lo lejos que estaba Ollagüe, de los 15 grados bajo cero que hay en el invierno y del chiflón de viento permanente después de las 2 de la tarde todo el año. Nos paró un trío de pacos en medio de la noche, uno de ellos llevaba una metralleta y cinematográficamente se puso frente a los focos de luz mientras el funcionario policial que hablaba de corrido nos pedía los documentos, le dije que transportábamos materiales para mi residencia, el era una autoridad frente a sus compañeros que estaban en la realidad paralela que te regala un arma y un uniforme, atino rapidito y nos dejaron pasar. Aquí estamos en territorio fronterizo, la coca y la pasta base se transporta por caminos ilegales, cruza gente con ovoides, mochilas con doble fondo, etc. La gente me cuenta que hace un tiempo murió un carabinero en extrañas circunstancias, que los burreros y el tráfico por pasadas ilegales en medio del altiplano es pan de todas las semanas. Llegue a Ollagüe pasada la media noche, bajé los materiales del camión 3 ¼ y me dormí rapidito.