Tradicionalmente en el altiplano, al no tener flores a la mano, las personas las confeccionan de papel para sus ofrendas y coronas, éstas son puestas en las tumbas del cementerio al final de un ritual de 3 días. Los días previos, las familias esperan el espíritu de su gente en sus casas con “Las Mesas”, altares adornados con telas y coronas de flores, atiborradas de figuras hechas de masa, hay escaleras, animales, figuras humanas representando familiares, angelitos (niños muertos), acompañados de platos típicos, turcos (masa de pan de huevo), bebidas, jugos, cerveza, vino, hojas de coca, cigarrillos, pululos, dulces y todo lo que le guste al difunto. Los vecinos se visitan para rezarle al “finao”, las familias los esperan con mucha comida, sopas de llamo, cazuelas, carne con ensaladas, vino, cerveza, dulces para los niños y una buena conversa, algunos juegan rayuela y el equipo que pierde se va a rezar, otras familias tocan música andina con letras graciosas, otras sentimentales y muy tristes dedicadas a sus seres queridos, otras familias solamente atienden a los visitantes y son muy estrictos con sus costumbres, por ejemplo si te sirven una cazuela tienes que botar con la mano izquierda 3 cucharadas en un tarro, así también con la bebida o con cualquier comida que te ofrezcan, quemar hojas de coca con la mano izquierda, humear incienso al altar, rosear de agua bendita las fotografías con un clavel, tirarle copete a la pachamama y respetar los ritos estrictamente si quieres participar. Las familias son desconfiadas al principio con los afuerinos, está claro que llega un montón de gringos sapos que se han aprovechado de la gente y ha sacado provecho económico de la imagen indígena, pero después de una conversa sincera las puertas se abren desde el corazón.
Hace mucho tiempo que en Ollague la gente no se juntaba a hacer coronas de flores, hay un sentimiento de que las costumbres se están perdiendo y por eso decidimos hacer las coronas para las “mesas” que nos reciban y las tumbas que están abandonadas, esas tumbas que de a poco el clima va erosionando y la gente va olvidando en el cementerio. Doce personas llegaron a la junta, lideradas por “Doña Carmen” quien se ofreció a enseñarle a los jóvenes a perpetuar sus costumbres, tuvimos dos jornadas memorables, aprendimos a hacer coronas, las costumbres, las leyendas y la historia de boca en boca del pueblo de Ollague, supimos de la niñez de las antiguas, de conflictos y momentos hermosos, nos demoramos dos días de trabajo en confeccionar la mayor cantidad posible de coronas y al mediodía del miércoles 2 de noviembre, un grupito fuimos al cementerio a entregarlas a las tumbas.