En familia descubriendo el valor de la astronomía en estos territorios mundialmente conocidos por ser los cielos más limpios para la observación astronómica, desde los niños hasta los adultos mayores, juegan a descifrar el legado ancestral heredado por los más antiguos, se hablan de los ciclos de la luna, de los ciclos del sol, del lucero, de las 7 hermanas, desde una perspectiva de observación que trasciende a lo científico, es una forma de vida orgánica, de conocimiento que se traspasa de generación en generación, no tan solo por la palabra, si no por el cotidiano, por el saber convivir con su presente.
Agradecemos muy sinceramente la disposición del equipo del Observatorio, al director de la escuela y al chofer del bus.