Por fin después de buscar por muchas partes, hablar con varias personas, con contactos, con contactos de contactos, pude encontrar un alojamiento. Con ayuda de Valentina, la mediadora de la residencia, buscamos en las localidades de Til Til, Punta Peuco, Polpaico, vía teléfono, vía whatsapp, vía mail y en persona y finalmente pude encontrar alojamiento en Caleu. Una especie de valle secreto a los pies del Cerro El Roble. En los cerros que dominan la zona noroeste de la comuna. La dificultad de hallar un alojamiento para la residencia artística radicaba en que el espacio que se buscaba debía cumplir ciertas condiciones como tranquilidad, comodidad, seguridad e independencia. Un espacio que cumpla a la vez las condiciones de un lugar de descanso, un taller de creación y una oficina. Un espacio que permita tomar distancia, reflexionar y conducir ese estado de permanente toma de decisiones a que la Residencia obliga. En definitiva, un punto de fuga desde donde proyectar la acción.