Para despedirnos queríamos dejar un último mensaje, juntarnos y crear una actividad distinta y con sentido, ya han sido casi tres meses de Residencia en este hermoso y antes para nosotros desconocido balneario de Pichidangui, ya nos sentíamos integrados, parte del lugar o por lo menos más interiorizados sobre qué tesoros habitan aquí, cómo aprovechar sus características y potencialidades y cómo comprender y reaccionar ante sus dificultades; generar redes entre la comunidad escolar y cómo la comunidad entera se podía hacer parte también del proceso. Llevábamos también varios meses que con Nicolás Bascuñán y Camila Valencia, amigos y colegas, veníamos hablando de concretar una idea que tenían para replicar en las escuelas en torno a la concientización respecto a la basura, la vida saludable y sustentable, entonces llegamos a la idea de crear una instancia de limpieza en la playa, nos parece que es una manera concreta de aportar al lugar y al mismo tiempo es una instancia educativa significativa importante para los niños.
Reunimos a los niños y profesores de la escuela que estuvieran interesados en participar y primero se les realizó una inducción, donde se les explicaba la importancia de ser consciente de lo que botamos, dónde lo botamos y cómo funciona el reciclaje.
Participaron un buen grupo de niños y profesores, juntos fuimos a la playa a recoger basura y dejarla bonita para la temporada de verano que ya estaba empezando y donde los niños pasan la mayor parte del día en sus vacaciones. Teníamos grupos de trabajo organizados por sector, los niños desde los más chicos a los más grandes se fueron motivando en el camino, había algunos que trabajaban en equipo y dejaban impecable una zona y otros más solitarios y reflexivos que se dedicaban a limpiar en la medida que paseaban. La Cala y el Teo también ayudaron y participaron y el César con el Derek como siempre registrando con sus cámaras en cada momento, era un hermoso paisaje para hacer tomas con la cámara.
También con los más pequeños nos dedicamos a separar la basura e ir a dejarla a los contenedores que correspondían (vidrio, latas, papel). Luego de recoger la basura vino el momento en que aprendieron cómo evitar que llegue a convertirse en basura y el Nico les enseñó cómo hacer los ladrillos ecológicos, solo con un palito largo, una botella plástica y muchos desperdicios plásticos (envoltorios, paquetes, bolsas, etc.). Con estos ladrillos podrían crear nuevos espacios en el sector de jardines que tienen en la escuela. También se les explicó en qué consisten los huertos, cómo hacerlos y lo saludable que podía ser para mejorar nuestra calidad de vida. Tanto niños como profesores fueron parte de la actividad y terminamos todos bailando al son de la cumbia y en una convivencia todos juntos. Fue una bonita manera de devolver la mano al lugar, de agradecerle a la playa por estar ahí cada día, agradecernos a nosotros mismos por poder disfrutarla y estar juntos, agradecerle por última vez a Pichidangui por darnos la oportunidad de disfrutarlo y de crecer todos juntos con el.
Éste fue nuestro último adiós con los niños y profesores en general, muchos de ellos nunca entendieron que nuestro trabajo aquí terminaba y que el próximo año no estaríamos de vuelta. Con otros nos pudimos despedir y agradecernos mutuamente, con sus respectivas despedidas y asados, pero finalmente esto ya llega a su fin. Esta es nuestra última bitácora y con ella queremos aprovechar de agradecer primero que todo a la Escuela Ercole Bencini por abrirnos sus puertas para poder realizar y empezar procesos de creación que esperamos crezcan y se desarrollen en el tiempo, al Director Don Ernesto Pavez por su entrega y apertura a la administración, el grupo de profesores y apoderados que se hicieron parte de una u otra forma en los diferentes procesos iniciados, a los niños y jóvenes desde 1º hasta 8º con los que logramos establecer hermosas y nutritivas relaciones de trabajo, amistad, admiración y respeto mutuo, al equipo que día a día se encargó de la limpieza y el orden y también a los que alimentaban a la comunidad escolar y llenaban de ricos olores el patio cuando tocaban las 12 del día. Agradecer a Derek Gemmel quien se convirtió en un gran compañero de trabajo y amigo, supo resolver problemas desde lo más doméstico a lo más complejo y nos presentó a la comunidad Pichidanguina. Agradecer al CNCA regional y nacional por velar de la mejor manera posible que este proyecto se realice, por permitir y darnos la oportunidad de ser parte de esta Residencia de Arte Colaborativo y por confiar en nuestro trabajo y gestión. Agradecer por último a los vecinos y apoderados, artesanos, pescadores y artistas que habitan en este hermoso lugar y lo llenan de energía y personalidad, por ser parte de alguna manera y por crear lazos que antes no existían. Nos vamos felices y también melancólicos de saber que todo lo vivido quedará en nuestra memoria y corazón, que el Teo extrañará a sus nuevos amigos y la Cala sus vueltitas por la playa, que volveremos a visitar y a disfrutar del mar, del congrio y los locos mas grandes que hemos visto y que les deseamos lo mejor en el futuro.
Familia Casa Verde