La convocatoria, como siempre funciona mejor es el puerta a puerta. Nos perdemos entre las calles conversando con todos los vecinos que se encuentran en los negocios y calles. Nos instalamos en una de las aceras a fabricar carteles afuera de la casa de un vecino que nos habla de su jardín y huerto y como ésta tradición se está perdiendo entre las nuevas generaciones. Todos los que pasan paran y nos preguntan quiénes somos y qué estamos haciendo. Nosotros sentados en la aceras ya somos una instalación entre las cartulinas y los plumones entre las conversaciones y las historias.