En Amolanas se dice que quien come el fruto del chañar nunca se va de estas tierras, y si se va, algún día va a regresar. La población mayoritaria que habita la localidad hoy en día es gente de otros lugares de Chile, que llegó un día en busca de trabajo, pero que en algún momento de su tiempo de paso probó el fruto del chañar y hoy en día construyen su vida en estas tierras.
Hoy nos reunimos en el acueducto Amolanas y nuestro objetivo es crear. Nuestro pie forzado para el cuento: el árbol del chañar. La abuela Dina nos cuenta sobre este árbol, sobre el arrope, la cerveza y otras preparaciones. Después de jugar, crear y encontrarnos, vamos en busca del chañar para dedicarle, con cariño, nuestros deseos de protección, celebrando la vida con música, colores y cantos.