A las 10 de la mañana subimos hasta la punta del cerro, si literalmente la punta del cerro de Puquiñe donde vive Don Jona y la señora Paty… Nos pusimos sombreritos agarramos azadones, las semillas de poroto, el abono para la tierra y comenzamos a trabajar bajo el cielo azul y el sol quemando a nuestras espaldas. Mientras ayudábamos en la siembra íbamos conversando y “echando la talla”, a ratos hacíamos una pausa para refrescarnos con un vaso de chicha y continuábamos con la pega, a si se nos pasó la tarde y sin darnos cuenta ya teníamos toda la chacra sembrada… En marzo volvemos a cosechar los porotos.