Es diciembre y el valle recibe la lluvia, no es común dicen. La gente, atenta a lo que pasa, comenta sobre el agua, el tiempo, el pronóstico, y es que cuando llueve mucho, bajan las quebradas, ríos de barro que cortan los caminos. Imposible no recordar el aluvión del año 2015, las historias y anécdotas sobre cómo se vivió el aluvión en Amolanas. Para mí, todo el valle se transforma, aromas, colores, conversaciones y el frío, son un regalo. ¡Granizos! Se cortaron los caminos, el compartir entre vecinos, apoyo y solidaridad y un poco de los aires sureños a este valle del norte.