Los niños y las niñas de San Rosendo son recolectores, como sus ancestros originarios de la zona, les gusta recolectar frutas de los árboles de sus vecinos, ellos los toleran, de hecho aprovechan y les piden que saquen una bolsa para los niños y las niñas, y una bolsa para ellos. Siempre nos preguntan si queremos frutas, y nos traen de regalo nísperos y guindas. Una vez nuestro compañero Juan le ofreció 1.000 pesos al Nico por una bolsa de nísperos, fueron los nísperos más dulces que hemos probado. Una vez a eso de las 7:00 de la mañana, un vecino que trabaja en el aseo de la comuna y que desempeña sus labores en nuestra calle, estaba comiendo nísperos que había recolectado de una de las casas de la calle donde el árbol está junto a la reja y sus ramas cuelgan de manera tentadora hacia el espacio público, nos dio unos de regalo, fue un desayuno dulce. Después nos enteramos que la práctica es común y nadie alega robo o violación a la propiedad privada (o por lo menos eso fue lo que nos dijeron), que cuando hay uvas y la gente va de paseo por el campo, las parras que dan al camino son vistas como un bien común y cualquiera puede sacarlas y satisfacer su apetito. ¡Frutas para todas, todos y todes! Que dulce que es San Rosendo.