Después de muchas coordinaciones, problemas para su implementación, talleres de creación y dibujos empezamos el mosaico. Recolectamos los colores que nos faltaban en los sitios baldíos alrededor de Ollagüe y nos pusimos a trabajar. Seleccionamos los dibujos de los niños que conformarían la composición final y en 2 noches reprodujimos los dibujos en la pared. Animales, flores, volcanes y símbolos ancestrales ocuparon el muro y eso fue algo muy importante para el pueblo, la gente pasaba a expresar lo lindo que estaba quedando y de apoco el muro se volvió un evento. Pasaban los días y me fui quedando solo, empezamos en un fin de semana y llego la hora de entrar al trabajo, empezaron las actividades de fin de año en el colegio y muchas personas se dieron cuenta lo complejo que es hacer un mosaico, el cuidado con los materiales, lo lento de encajar cada pieza fue desmotivando a los participantes y aburriendo a los niños. Este proyecto fue lento y lo terminamos un puñado de profesores y dos niños motivados, pero fue muy difícil trabajar en él. Muchas veces los grupos quieren hacer algo y al no conocer el procedimiento piensan que es fácil, que las técnicas artísticas son simples y no requieren mucho esfuerzo, pero al enfrentarse al desafío no son capaces de proyectar ese trabajo en el tiempo y terminan abandonado o trabajando por compromiso, pero bueno, costo pero salió.