Y llegó el día, y lo partimos bien temprano en la mañana con un buen desayuno comunitario con los niños y las niñas de la población Mercedes San Martín (nuestra población) y nuestros amigos y amigas del Karro Cultural. El menú consistió en un sándwich de jamón queso y unos queques preparados por la Claudia, y para tomar leche con plátano. Reposamos un rato en los sillones que construimos al inicio de la residencia con una parte de nuestros amigos y amigas, mientras la otra parte dio rienda suelta a su creatividad en la vereda de calle Ibieta. Una vez descansado y conversado un poco, nos pusimos manos a la obra para preparar el almuerzo junto a los niños y las niñas de la Mercedes San Martín. Nuestros invitados e invitadas del almuerzo eran los y las presidentes de los clubes de adultos mayores más nuestros amigos jubilados ex trabajadores ferroviarios (los guardianes de la memoria de San Rosendo). Un poco atrasados de la hora pactada (nuestros invitados fueron extremadamente puntuales, como siempre), el equipo de la cocina comunitaria de la “Casa Abierta” (los niños, la niñas y nosotros) servimos la entrada que consistió en lechuga recién aliñada con limón y sal, de fondo unos ricos fideos con salsa bolognesa y de sobre mesa té, café o mate acompañado de los queques de Claudia. Una vez terminada la sobre mesa, nuestros amigos y amigas jubilados y adultos mayores nos agradecieron por todo (la comida y los 3 meses que compartimos patria) e invocaron sobre nosotros las bendiciones de sus divinidades. En eso llega Darwin, nuestro gran amigo y compañero de aventuras navideñas (la construcción del pesebre), con los equipos de sonido y amplificación para apoyar nuestra velada de la tarde. Mientras Darwin y Franco instalaban el equipamiento, los niños y las niñas se organizaban, estaba por comenzar la madre de todas las batallas, la que marcaría el destino de muchos, ¡la última gran guerra de agua! Afortunadamente la regla de la tierra sagrada fue respetada como siempre. A eso de las 18:00 hrs llegaron nuestros invitados e invitadas de la tarde, nuestros amigos y amigas de la Municipalidad junto al profesor del taller de folclore y el Karro Cultural. El Kevin con el Franco freestalearon un rato mientras la Karen preparaba unos picoteos con queso, cuando estuvo todo listo, servimos la mesa y nos deleitamos con unas canciones de Violeta y Víctor que interpretó la Jacko, después fue el turno de Richard (el profe de folclore) con grandes éxitos de ayer y hoy, donde Darwin se sumó con el cajón peruano, y también nos regaló dos temas de su autoría. Cuando llegó la hora de cargar, todos nos ayudaron a cargar nuestras cosas en la furgoneta. Y para terminar, nos sentamos a ver un pequeño vídeo que hicimos con las fotos de nuestra residencia, actividad que demoró en empezar ya que no encontrábamos el cable para tener audio. Terminó el día y llegó el momento de las despedidas, de los regalos, de los besos y los abrazos, del agradecimiento a nuestros amigos, de haber tenido el honor de ser San Rosendinos por 3 meses, las sonrisas, las lágrimas, los sentimientos encontrados, los cambios, la vida.
PD: Cabrxs, si están leyendo en estos momentos queremos que sepan y que les quede bien claro que una parte de nosotros quedó en San Rosendo y una parte de San Rosendo se vino a la Capital, así que cuiden el Salón, ya que más temprano que tarde se abrirá Ibieta por donde caminen los residentes de la “Casa Abierta” de San Rosendo.