Atrás quedaron los calurosos días de verano, los niños vuelven a la escuela, se viene el invierno, y así empieza otro ciclo de la vida. Luego de un tiempo nos volvimos a encontrar con la comunidad de La Viña en la escuela vieja, el centro de operaciones de Cediam, del ahora Centro cultural y artístico EncontrArte, el club del adulto mayor y la junta de vecinos. En este retorno al territorio, la idea era generar una reflexión y tertulia comunitaria en torno a lo convivido durante la residencia y las proyecciones posteriores, a través del diálogo y la creación de un diario de fotografías y reseñas que representara lo más relevante y significativo del proceso. Al pasar de la tarde se van sumando personas con las que hemos convivido instancias en torno a las fiestas, el paseo al cerro, la creación, el canto, la lota, etc. Nos ponemos un poco al día (como se dice): Don Fernando “Parrita” me cuenta que está escribiendo unos versos para el día de la madre; Magdalena está estudiando música en Santiago; y bueno, los trekking al cerro están resultando una instancia muy entretenida, donde incluso participaron personas adultas mayores generándose aventuras y situaciones muy divertidas – todos se ríen, mientras José Manuel, joven importante en la gestión del CCA, va relatando el recorrido. Con la formación del CCA Encontrarte, la sala en la escuela vieja se ha vuelto un espacio de encuentro para familias, vecinos y amigos, que juntos revaloran su espacio y conviven instancias de una bonita convivencia y gestión comunitaria. Los niños juegan y participan. Y los nuevos jóvenes como Benjamín dan sus primeros pasos en el trabajo comunitario. Jóvenes madres como Fernanda y Mariela, participan con sus hijos y familias activamente en este grupo lleno de vitalidad.
En este contexto y compartiendo una rica once en una tarde de domingo, comenzamos a mirar las distintas fotos que representaban muchos momentos compartidos en los últimos seis meses, incluso aquellas posteriores a la residencia. Estas imágenes llenas de recuerdos, permitieron ver lo importante que evoca cada imagen. Para los jóvenes del centro cultural la clave es el trabajo en equipo, como ellos mismos lo describen con sus palabras eso es lo que los ha fortalecido y ha permitido que esta agrupación tenga un desarrollo y permanencia en el tiempo. Para Rosa Baeza, cultora totorera junto a su esposo e hijo, es muy especial la belleza del entorno natural, el cerro y sus recuerdos de infancia. Ella resalta el esfuerzo y el trabajo que involucra la extracción de la totora como también la cosecha en las faenas agrícolas. Miriam, a su lado, nos cuenta que la señora Nuri está lesionada de su mano y que no han podido juntarse a crear sus artesanías, mientras mira fotos de sus trabajos. Desde estos ojos afuerinos, es fácil ver cierta complicidad entre estas dos mujeres, y un aire de satisfacción por hacer posible con su esfuerzo y trabajo una obra, cada una desde su propia realidad.
El lunes desayunamos con los adultos mayores, estuvimos compartiendo y conversando sobre el proceso vivido. En sus palabras, se puede ver que valoran mucho poder expresar sus memorias y sus tradiciones culturales. Dentro de las variadas situaciones que recordamos, fue muy emotivo ver como entre ellos destacan a sus compañeros que participaron con esmero. ¡Yo felicito a la señora Vilma, que sola quiso hacer un cuadro, y hasta que lo terminó y le quedó bonito! Otra cosa que para este grupo de la tercera edad le resulta relevante, muy anecdótico, y les llena de orgullo, es el hecho que los hombres hayan participado tan activamente en los tapices bordados, ya que usualmente – más para esta generación- son las mujeres las que bordan o cosen. Es interesante ver cómo la participación y colaboración son capaces de generar ciertas prácticas que aportan a la igualdad, al equilibrio, dejando atrás las conductas sexistas, reconciliando de cierta forma un pasado mucho más desequilibrado en cuánto a los derechos de género.
Por su parte, en el espacio físico es posible ver este movimiento comunitario articulado en los últimos meses, ya que todo el material visual, las obras creadas por esta comunidad, y los materiales de montaje, se encuentran ambientando sus espacios y al servicio de las nuevas actividades que surgen de la gestión de esta comunidad. Este espacio posee un gran potencial ya que en los próximos meses se iniciará la construcción y ampliación de ese establecimiento comunitario, por lo que es fundamental potenciar y dar continuidad a las alianzas generadas entre las instituciones locales, el municipio y el programa Red Cultura.
Todas estas instancias nos dejan con sentido de agradecimiento para esta comunidad y sus instituciones, que han sabido acoger este viaje de ida y vuelta, para luego tomar el timón y crear nuevas rutas independientes para su propia comunidad. Cabe resaltar el gran aporte generado por el municipio para cada una de las actividades. Agradecemos al alcalde Nelson Barrios, y a los funcionarios Ulises, Patricia, Rosa, Fernanda y Camilo por su buena disposición. Esperamos que esta alianza siga igual de fructífera en las nuevas rutas del pueblo viñano y su comunidad organizada.