Era el gran día, todos estaban convocados y el “barco de las memorias de Pichidangui” estaba listo para salir a las calles a recorrer y navegar por las más delicadas y hermosas historias que habíamos logrado recolectar con los niños de la escuela junto a Skarlett Kim Y Maria Fernanda Videla.
Skarlett y Maria Fernanda se conocieron en E.E.U.U. en California institute of the arts, ella estudiando un magister en dirección y Maria Fernanda estudiando uno de diseño teatral. Ambas han creado el nuevo concepto de Goodwill theatre, una nueva forma de performance donde el espectador y la comunidad es la protagonista de su propia experiencia de intervención artística a partir de lo que ellos pueden donar o entregar a voluntad. Skarlett y Fer se encargan de ser las que organizan y elaboran la experiencia, pero es la propia comunidad quienes la crean y viven.
Es por esto que nos pareció tan importante tenerlas en esta residencia de arte colaborativo, pues nos parecía que este tipo de performance posee las características perfectas para trabajar en Pichidangui.
Habían llegado el miércoles junto a Camilo, Daniela y Joaquin los artistas que venían a apoyar la actividad, juntos llevábamos ya bastante tiempo coordinando y resolviendo lo que Skarlett y Fer habían creado como idea para este día. Paralelamente en la escuela tanto el Director como los profesores y alumnos estaban muy pendientes de la llegada de Skarlett (coreana de nacionalidad) pues al parecer la venida de alguien desde tan lejos a su pequeño y aislado Pichidangui les llamaba mucho la atención. A penas Skarlett llego a la escuela a presentarse y entregar las primeras tareas e indicaciones para la performance, causo una revolución: los niños le preguntaban palabras en coreano, se sacaban fotos con ella, la miraban de lejos como si fuera una verdadera estrella de cine o como si estuvieran viendo a un extraterrestre, todos muy amables y respetuosos estaban pendientes de qué haríamos y de quien era esta artista coreana misteriosa.
Para la performance en sí fue muy beneficiosos este impacto de la visita extranjera, pues provocó una necesidad de mostrar lo mejor de cada uno y lo mejor del lugar. Habían preparado bailes típicos para recibirla y todos de alguna manera querían que se llevase una buena impresión. Justamente de eso se trataría la intervención: a partir de elementos que la misma comunidad prestó o donó se creó un barco que contenía un santuario a la importancia del agua, todo aquellos que hiciera referencia al agua y sus diferentes usos podía ser utilizado como ofrenda o vestuario y recorreríamos las calles de Pichidangui en torno a lugares que los mismos niños habían manifestado como sus lugares importantes en Pichidangui : “ en el parque primero me di mi primer beso” “en la playa de Pichidangui aprendí a nadar” “ en estas calles me caí andando en patines” “ aquí supimos que mi mama estaba embaraza de mi hermanita”, infinitos mensajes que recolectamos y Skarlett y Fernanda leyeron, seleccionaron e idearon la ruta. Sería cada lugar rememorado y sacralizado a partir de acciones que todos deberían hacer en cada lugar.
La experiencia en sí estuvo increíble, llena de desperfectos técnicos (lo cual claramente nos hablaba de la precariedad de recursos del lugar en el que estábamos) pues fallaron muchas cosas durante la intervención lo que obligo a improvisar y reinventarse ante cada problema. Los niños y la escuela entera que participaba ese día estaban expectantes y entregados a jugar, al principio todo les parecía algo extraño, pero fue cosa de minutos para que lograran embarcarse en la idea y después no querían que terminara. A partir de elementos precarios hicimos un recorrido por momentos hermosos que fueron expuestos. Los niños bailaron, jugaron, cantaron y ayudaron a que todo ocurriera como debía ocurrir y por nuestra parte todo el equipo técnico (incluyendo a Juan francisco, el profesor de música de la escuela que cooperó como un artista mas) dio toda su energía y actitud para que la magia ocurriera.
Espero que todos recordemos este momento como un momento extrañamente hermoso para todos, que cada niño, niña, profesor o vecino haya podido observarse a sí mismo haciendo comunidad. Gracias Goodwill theatre.