Como ya es usual, cada semana exige de todo nuestro tiempo y concentración para concretar las tareas que nos hemos fijado, para darle cuerpo a los productos artísticos que los niños/as de cada escuela se propusieron hace alrededor de un mes: una película en Chitita, un mural en el patio de la escuela de Guañacagua y una puesta escena por parte de las niñas del liceo de Codpa. Todo esto nos tiene muy estimulados y sorprendidos ante el compromiso de los niños/as y jóvenes junto con su intención de comprometer sus miradas sobre los temas que hemos relevado para los trabajos finales, como lo es la cultura tradicional, el descubrimiento del cuerpo propio y las múltiples singularidades que conviven en el valle, respectivamente.
En Chitita, el día miércoles 30 de noviembre se realizó la graduación de los niños que pasan a séptimo año básico (por lo que el próximo año se trasladarán al liceo de Codpa), momento en el cual ellos presentaron diversos bailes típicos de la zona y algunas piezas teatrales elegidas por ellos, además de proyectar por primera vez los tres cuentos que ellos crearon, compusieron, dirigieron y actuaron, apoyados por nosotros. La presentación trajo una positiva reacción del público y una interesante reflexión crítica por parte de los propios niños sobre el modo en que la comunidad reacciona ante una creación que emerge desde su propia iniciativa, todo lo cual formará parte de la película que estamos produciendo conjuntamente.
En Guañacagua, el mural ya ha tomado su forma definitiva y la próxima semana quedará terminado, con la intención de ser expuesto a la comunidad el día del cierre del año escolar. Este mural buscó plasmar el imaginario que los niños desarrollaron en torno al cuerpo como un mundo individual e infinito, por lo que ha llenado de colores y formas el muro del patio, lo cual le ha otorgado una renovada alegría al espacio que comparten diariamente. Cabe mencionar que este mural se concretó gracias al apoyo del artista local Bernardo Echaurren, apoderado de la escuela.
En Codpa, por su parte, las niñas han desplegado todos sus recursos emocionales y creativos para terminar de darle forma a la estructura que sostendrá la puesta en escena producida colaborativamente. En base a algunas premisas generales, propias de las dinámicas de convivencia del liceo, la composición de cada escena representa la visión de cada una de ellas sobre la situación en que se encuentran al interior del colegio (que no olvidemos que es un internado que acoge a niños/as y jóvenes de diversas realidades vulnerables, tanto internas como externas al valle), por lo que la obra está cobrando diversos matices, que van desde los más oscuros hasta los más vibrantes.