Todo sucede en la rampa y en torno a las papas. A pesar de lo sacrificado del trabajo de cultivo y siembra de las papas, la comunidad de la Isla Chelín no abandona esta fuente de recursos económicos pues está inserta en sus formas de producción a través de generaciones y desde larga data. La papa se vende a bajo precio, cuesta esfuerzo físico y económico cultivarla y mantenerla y con todo ello jóvenes, mujeres y adultos mayores siguen echándose los sacos al hombro para cargarlos en la lancha camino a castro. Comer una papa chilota no tiene comparación y cuando paladeamos su cremoso sabor no alcanzamos a imaginar el esfuerzo y sacrificio que ha significado su producción, mismo esfuerzo que se mezcla con risas, chistes de todo calibre y alegrías mientras se cargan los sacos en la rampa de Chelín.