Durante los últimos meses nos hemos ido adentrado cada vez más en el mundo simbólico de la localidad, conociendo sus quehaceres cotidianos como por ejemplo realizar el almuerzo y el aseo en las mañanas, los niños tomar desayuno, los que pueden y que cuentan con internet se meten a la red. Como Benjamín, un niño que le gusta saber, conocer, lee harto, quiere ser científico, matemático dice ser, tiene un violín y ahora está intentando aprender guitarra, le gustan los documentales en YouTube de historia y ciencia. Le gustan las historias de otros lugares del mundo, con José Tomás y unos amigos, se acercaron a ayudar a la preparación de la fiesta viñana, lo hicieron con ganas y gratitud, les hemos visto pasear y jugar en las tardes en bicicleta, mira hacia arriba. Juegan, hablan, sonríen.
El paisaje de los campos con piedras, algunos álamos en hileras en casa de patrones que no logran completar las hileras de todo el camino de tierra. Los choclos, los porotos, caballos y garzas a sus espaldas, contrastan la imagen del niño actual, del siglo 21, y el niño recordado de años anteriores como nos contaban los abuelos del centro de adulto mayor (CEDIAM), que entraban a trabajar a la temprana edad de 8 años en los fundos de los patrones llevados por sus padres, donde hacían un fila y el patrón aparecía con monedas, ropa, dulces y/o algún presente por sus servicios laborales.
Sin duda alguna la tecnología y medios de comunicación han posibilitado acceder a la globalización. Se siente en la atmósfera que ésta también queda limitada de alguna manera, por el entorno natural, los cerros, los paisajes, el aire puro. Y la tranquilidad que emerge de los semblantes de las personas y el ambiente natural, una simbiosis de tranquilidad. El tiempo transcurre enlentecido y sin apuro. Con responsabilidad y lucha en el diario vivir.
Así mismo, nos cuenta que –el sol es un problema en las tardes porque hace mucho calor en verano, y nadie sale al cálido exterior, todos están en sus casas-. Pocos árboles tiene la viña, las plazas son pequeñas. Más en la tarde, las personas salen a dar una vuelta, tipo 20:00 hrs. pero se entran luego, a las 22 hrs. se ve poca gente en las calles (los trabajadores de la tierra comienzan la jornada laboral a las 5 am).
Por otro lado, mientras pasaban las personas por casa de la Sra. Minda, la presidenta de la junta de vecinos, se formaron varios diálogos sobre las formas laborales de las personas en el campo, sus roles sociales y familiares. Su historia, su activismo, económico, artístico, social y político, siempre ha estado presente, en ocasiones se ha dormido, y siempre ha sido un plus de renovación. Según lo que interpretamos durante el quehacer de la presentación para la fiesta viñana, las personas de la localidad nos han contado bastantes experiencias en torno a personajes de la localidad, el pintor, los músicos, cantor y poeta, tejedoras, bordadoras, cultores de totora, artesano de totora y hojas de choclo. La autovaloración a los trabajadores de la zona a lo largo de su vida por cumplir sus roles sociales, el panadero, el repartidor, el dueño de la verdulería, el obrero, el temporero y temporera, el independiente, el extranjero. Todos ellos fueron dando y contando sus experiencias en cómo ven el mundo, los lugares, cerros, montañas, explicitando los conocimientos adquiridos hasta el momento, sus perspectivas, lo que sienten por su tierra, sus costumbres y tradiciones, la memoria de eventos antiguos en la localidad de La Viña y no tan solo aquí, sino que también en toda la comuna de Tilcoco, Guacarhue, Quechereguas, Rinconada de Guacarhue, Carrizal, Alto del río, Estancada de arriba y de abajo, las Hijuelas, El arenal, entre otras.
Y así se han ido hilando historias. Don Guillermo, el mítico Pele, bueno para la pelota en sus años mozos, un hombre motivado, humilde, amable, ingenioso, apoyando con su fuerza y conocimientos a soldar, amarrar las cañas de choclo. Amable con las mujeres. Respetuoso a toda prueba. Un hombre colaborador y amistoso.
Desde las personas con las que nos hemos empapado a lo largo de este periodo, han surgido versiones de los últimos hechos, los últimos años de esta fiesta de la localidad, discusiones, hasta peleas por qué grupo ganaría la fiesta este año, generaba una lucha campal por quien saldría reina. María Herminda, Priscila, Jenny, Arturo, Carmen y Hernán, se encontraban en un dilema: el asunto era qué hacer. Por un lado, la discusión iba en que las cosas no podían ser igual que antes, que las alianzas eran ya un problema social, manifestaron que querían cambiar la forma de celebrar la fiesta en su localidad. Hubo una reimportancia y transformación que se generó mientras ahondábamos el tema y buscábamos entre todos y horizontalmente soluciones. Así, se generó la re significación cultural de la perspectiva con la que antaño se abordaba esta festividad en la localidad, y la posibilidad de una nueva perspectiva y enfoque que busca más la unidad que la fragmentación y rivalidad en la localidad. Se decidió entre todos no hacer más alianzas (que dividían al pueblo por colores y sectores), sino unificar a su localidad bajo el concepto de carnaval de colores (para todos), ¡basta de peleas y rencillas absurdas! proclamaron este grupo de personas. Quisieron poder realizar banderines significativos, de múltiples colores para que las personas ya no pensaran en un solo color por sector sino que un hilo ocupara banderines de colores promoviendo la unidad vecinal. Lo mismo con el carro alegórico, que ya no es una competencia individualista por cada alianza, sino, un único caro comunitario compartidos por todas las candidatas.
Gracias a Jenny, tesorera subrogante de la junta de vecinos, activista social y comunitaria, supimos que Jonathan es un muralista connotado de la viña, buen dibujante. Lo llama para que se acerque a la reunión. Llegó pronto, se vino al momento, y él nos pregunta quienes somos nosotros y qué venimos hacer a la Viña, le contamos y se suma a la experiencia de participar en cuanto al carro alegórico y la presentación de la semana viñana. Nos muestra su trabajo, las caricaturas, murales, dibujos en grafito y lápices de colores. Nos cuenta que ha participado en dos centros culturales de Quinta de Tilcoco, uno llamado La Puerta, el cual hace talleres de música, canto, pintura, dibujo y otras cosas a través del tiempo, (que dice ellos son comunistas, todo es dirigido a eso), y por otro lado un centro cultural particular, que cuenta con más tecnología para grabar audio, y recursos para pintura y dibujo. Estos lugares les quedan lejos, y nunca ha podido realizar las actividades que el realmente quisiera hacer. Le gustan los paisajes de su localidad, rostros, vehículos.
“La vecina” Eugenia, se acercó un día, vino a trabajar en la ayuda del carro alegórico apoyando a los chicos, ella nos contaba es de La Viña de toda la vida, se fue a Santiago durante años y que ahora había vuelto. En este contexto de amarrar las cañas de choclo para el carro alegórico, como anécdota, cuando llegó se le preguntó si sabía hacer las amarras, la Sra. Minda responde juguetona: ¿usted cree que las mujeres de La Viña no saben doblar alambres?, a lo que Eugenia comenta “yo soy mujer de tapicero, acaso no voy a poder”. Y se ríen todos. Era diestra con el alicate y el alambre. Su marido, el tío Pato, se sumó apenas llegó el fin de semana a apoyar, mostrándonos la forma de trabajar y unir la caña en un ambiente sencillo, amable y colaborativo.
Patricio, animador, profesor de música, locutor del festival viñano, dio la nota alta con su presentación y desplante, querido por su comunidad, reafirmaba mientras pasaban las personas que asistían a la fiesta, sobre el nuevo enfoque cultural y tradicional, dando hincapié al abordaje en común de este nuevo concepto de celebración bajo el lema de la unidad y la valoración de la cultura local y la importancia de esta iniciativa dentro de la comunidad. Un gran aporte a la comunidad de La Viña y la búsqueda del sentido de sus valores y acciones culturales.
Las princesas que postulaban a reinas, Juliana y Danae, se sumaron en conjunto con sus delegadas al nuevo concepto, a las temáticas de la semana viñana, se fusionaron mostrando sus trajes de reina que simbolizaban el quehacer, el trabajo con hojas de choclo, simulación de totoras y flores de materialidades de la zona, un vestido confeccionado con una bolsa metálica (típica de packing en la agricultura) que da color a los duraznos, reconociendo su cultura local, exponiendo sus conocimientos y opinión sobre la cultura local y global.
Paralelamente se genera la instancia de apoyo al centro cultural: la Sra. Minda con Arturo y la producción del carnaval, colaboran en articular el apoyo y red con la municipalidad de Quinta de Tilcoco. Desde el señor alcalde Nelson Barrios Orestegui, recibieron todo el respaldo para conformación del centro cultural, posibilitando el estudio para el uso de una casa (abandonada) que pertenece al municipio, para su utilización como establecimiento para el nuevo centro cultural. Esto significaría un recurso concreto para el acceso permanente a la experiencia artística y cultural en su propia comunidad. Así mismo, se generó la instancia de contacto con Patricia Torrealba, nueva directora de DIDECO, y Fernanda Gatica, encargada de la oficina de juventud. Con muy buena acogida por parte de ellas, con una actitud propositiva para la cultura y el arte ciudadano. Cabe señalar que Rosa Quintanilla, encargada del departamento de cultura, Camilo encargado de amplificación, iluminación y sonido del municipio y Ulises, encargado turismo y relaciones públicas, han sido de gran apoyo para poder informar y comunicar las actividades que nacen desde el (casi oficial) centro cultural, porque es justamente el espaldarazo que hacía falta, tal como lo comunican las personas de La Viña. Manifestando lo siguiente “ojalá todo se concrete, ya que necesitamos de algo así para poder educar, recrearnos, y reunirnos más como sociedad”
En uno de estos “ires y venires” se han generado otros enlaces con instituciones y personajes locales, como la Sra. Orieta Cornejo, encargada de la biblioteca, quien presenta y define (al igual que muchos) al ya famoso Don Ruperto Trujillo, como un verdadero museo en vida, por su enorme archivo de fotografías históricas de la comuna y sus localidades. “Gestor cultural” connotado en la comuna de Quinta de Tilcoco, organizador de fiestas, olimpiadas y celebraciones comunales, y por supuesto, muy buena persona, como los vecinos llaman amorosamente a quienes se encargan de este rol social de conservar y difundir la memoria y la identidad local.
Este entorno socio comunitario, no hace más que afianzar la riqueza cultural de esta localidad y sus múltiples posibilidades de desarrollo.