Trabajamos mucho limpiando y ordenando la junta de vecinos de Chelín bajo para dejarla transformada en una galería de fotografías locales. La ayuda de los muchachos de séptimo básico fue fundamental. También estuvo presente Max quién no sólo representó al consejo sino que nos acompañó incluso a buscar el pie de limón y el kuchen de manzana que nos preparó la tía Ermi para ofrecerlo en la exposición. Muchos llegaron y otros tantos siguieron en sus faenas de cosecha y carga de papas. Muchos vieron atentamente los videos hechos durante la residencia y otros tantos se durmieron o salieron de la sede para tomar aire. Lo cierto es que dimos un cierre simbólico a un proceso que siempre quedará corto y en deuda respecto de lo que en la isla se pueda hacer. Los sacos de papas seguirán su curso y el derrotero de imágenes, registros y entrevistas de esta residencia hará lo propio en su respectivo camino hasta volver a encontrarse con los habitantes de la isla Chelín para celebrar y hablar de las virtudes y contradicciones de la isla.