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Residencia: Sitio Longaví - Los Cristales, Las Mercedes, la Quinta, Los Copihues, Maule - 2017 Residente: Red Cultural NEKOe
Publicado: 30 de noviembre de 2017
76. Marcelo Mellado en SITIO

Invitamos a nuestro amigo Marcelo Mellado, Escritor y profesor,  a que nos acompañara unos días en las actividades del proyecto, compartió con nosotros momentos significativos, entrevistando a Don Alonzo y a Don Fidel, ambos hombres sindicalistas y activos dirigentes sociales en su época, contemporáneos a la reforma agraria en el sector.

Luego nos envió un texto, que compartiremos en la publicación final del proyecto, aquí un fragmento:

Poética del Informe

(fragmento del texto “Longabeach, Experiencia  Terrígena de Marcelo Mellado para publicación Sitio)

El levantamiento de información a partir de actos de memoria y de ejercicios de puesta en valor de objetos y símbolos comunitarios patrimoniales, que realizan unos artistas, y no unos profesionales de las CCSS o meros operadores que promueven políticas públicas, implica un nuevo momento de las políticas culturales de este territorio acotado.

Uno de los grandes problemas de la ruralidad hoy, es el desarrollo económico que urbaniza (con todo lo que eso significa a nivel de costumbres y peso simbólico) el espacio según modelos invasivos y uniformadores del consumo, sobre todo de objetos suntuarios. La nueva ruralidad parcelaria, esa que exotiza o balneariza el territorio nacional, atomiza los suelos como una efectiva reforma agraria (neoliberal) que industrializa la zona con el efecto packing, la que, además, necesita de la mano de obra barata de los inmigrantes. Todo esto sumado a la sensación de progreso que dan los caminos asfaltados del campo profundo.

Este estado de la modernidad, que no es otra cosa que el ocultamiento del síntoma pobreza o de precariedad o la afirmación de un lugar en el mercado del consumo, es amenazado, en apariencia, por el grado cero del deseo de la producción de su propia identidad.

La investigación tiende, sin remedio, hacia los relatos. Hay una narrativa que se recoge de un mundo que no está, una omisión que parecía ser la condición del “desarrollo”, el decaimiento de la cultura popular campesina, la tradicional, que era muy difícil que permaneciera intacta, a pesar de los modos en que a veces se aparece la voluntad de patrimonio que tiene que ver con la conservación congelada de ciertos ritos. Aunque los cronistas aún sienten el peso de una épica de la que fueron testigos, como el de la sindicalización campesina o de prácticas profanas y religiosas, sin las cuales la modernidad productiva no hubiera sido posible. Y el creciente interés por su propio patrimonio responde a una voluntad de memoria que toda comunidad lleva en su estructura profunda.

Por irremediable sarcasmo comencé a hablar de Longabeach, con mis colegas como una manera de distanciarme del objeto, también por complicidad lúdica, pero sobre todo para reforzar la epidermis con el surgimiento de la memoria dura, como lo fue la reforma agraria y lo que ello implicó, y el periodo de la dictadura. Relatos vívidos de campesinos. Y ser testigo de la riqueza patrimonial que existe en zonas no tan distantes, de hacer relevante algo que no estaba y comparar esto con zonas sobre expuestas culturalmente o saturadas de producción cultural, como la región de Valparaíso, por ejemplo.

El arte contemporáneo tiene esa impronta de hacer aparecer aspectos ocultos o velados para la mirada institucional. Esa observación, estéticamente determinada, posibilita hoy en día un registro al que tanto historiadores como cientistas sociales no han tenido acceso o, muchas veces, han estado más preocupados de presentar acontecimientos planos o literalizados, como si la historia fuera un continum coherente, como si los caminos siempre hubieran estado asfaltados.

Todo acto de memoria produce incomodidad y conflictos de interpretación, ya sea para la política oficial o para el sentido común. Y esto que parece una obviedad,  de imaginarios simbólicos y de fantasmas, es un fenómeno que termina dinamizando procesos, por eso no nos puede extrañar demasiado que paradigma de la ruralidad haya cambiado radicalmente. Y de esa memoria traumática pasamos a la memoria efectiva (y afectiva).

Muchas de estas conclusiones surgen de una actividad que suele tener un brutal peso y coherencia narrativa, que es la vieja entrevista con testigos, campesinos, porque la distancia produce en ellos un reencuentro con la historia y que hacen sistema y correlato con el marca pasos que algunos de ellos portan como registro de una época convulsa, determinada por la violencia y la persecución política.

Y ahí pude imaginar que el escritor puede ser un informante que no sólo registra hablas y hechos posibles, sino que intenta trazar los hitos de un mapa potencial que delimita un acontecimiento, entendido como quiebre del marco simbólico de una historia.

 

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