Siendo muy joven, entre los pasillos de la escuela y por su afán de culturizarse, junto a unos amigos se embarcó en la creación de la primera biblioteca de Longaví. Organizó un Festival de la canción para juntar fondos, y entre los primeros pololeos, besos y abrazos, y junto a un profesor de historia, se fue a la capital para volver cargado de los libros que lograron reunir y así, con los primeros libros, armaron su orgullo, la biblioteca en el segundo piso de la antigua Municipalidad.
-éramos cabros nuevos, con ganas de hacer cosas y cosas buenas pal pueblo-, recuerda con especial tono, don Nano.
Luego, nos comenta de su libro, el que está construyendo a base de historias y leyendas que la misma comunidad le va nutriendo y con un popurrí de temas y fotografías, dice orgulloso, que es la forma de conservar las tradiciones orales y de recoger lo que escucha de sus vecinos, dejándolo plasmado para las futuras generaciones. Nos cuenta que le gustaría poder participar más en lo que pasa en el pueblo, pero el cuidado de su madre y la biblioteca le ocupan todo su tiempo, lo que incluso posterga el término de su libro, pero tiene la esperanza de que algún día terminará y se arrimará a algún proyecto para poder concretar su sueño y publicarlo. Termina diciendo: Por acá me pillan 100%, ni pa´ vacaciones me alcanza, y no hay reemplazante, así que al pie del cañón no más y aunque me desaparezco un par de días cuando puedo por mi pasión, la pesca, aquí estoy siempre para que me pasen a ver.