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Residencia: Atlas Simbólico del Canto a lo Divino Loica - San Pedro de Melipilla, Región Metropolitana - 2018 Residente: Danilo Petrovich
Publicado: 23 de enero de 2019
Pesadilla de “tías”

Hemos concertado un paseo guiado por ciertos lugares “patrimoniales” de la comuna, junto a la “tía” Patricia, funcionaria del área de educación de la Muni, quien ya ha realizado un trabajo con algunos lugares de la comuna. Hoy llega Constanza Jarpa, amiga de Viña y diseñadora, quien viene a realizar un taller de encuadernación y otras cosas. Nos juntamos en la muni con Paty, quien nos está esperando con una recepción de frutas y otras cosas bien ricas. También están allí otras profesoras, “tías”,  que nos acompañarán en el recorrido. Vamos en dos autos.

Primera parada en el sector de Santa Rosa, donde según nuestros interlocutores se habría erigido la primera Municipalidad de San Pedro (cómo no partir el recorrido conociendo la “primera municipalidad”!!!). Allí nos atiende un caballero muy informado del lugar de apellido Atenas, según él, pariente de uno de los conquistadores que vinieron en la hueste de Pedro de Valdivia. Vemos ruinas, palmas centenarias, un lagar de concreto, una bodega de adobe increíble y una antigua piscina. Gastón toma fotos y Pastor graba. Luego vamos a ver la medialuna del fundo que tiene una arquitectura muy bonita. Al lado de allí, Atenas nos muestra el “espino más grande de la comuna”, la verdad es que no había visto ninguno de ese tamaño. Por último, las puertas de entrada al fundo y una imagen religiosa de una virgen que protege el camino. Las “tías” se despiden de otras “tías” que habían llegado a acompañarnos.

Después de despedirnos, nos dirigimos a Loyca Alta a una pequeña capilla donde está custodiado un antiguo San Francisco, la “tía” que cuida la capilla es muy amable y nos explica una serie de cosas acerca del lugar. También tiene bastantes libros de Miguel Jordá, que según ella iba mucho para allá. Luego seguimos quizás para el lugar más interesante en el camino viejo del Yalí. Se trata de unas especies de cuevas, hoyos gigantes en el piso donde al parecer se resguardaban los carretones que traían sal desde la costa y ahí comían empanadas, quesos y tomaban alcohol. Allí nos recibe la “tía” de la escuela del Yalí. Hoy en día los hoyos están llenos de basura y la mayoría tapados. Una lástima. Ya el calor se hace demasiado agobiante. Terminamos sin mucho ánimo en un antiguo almacén que queda en el camino a Melipilla hablando de educación con las tías y tíos. Luego de unas 4 horas intensas a todo sol nos despedimos.

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