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Residencia: El repliegue de Palmilla Palmilla - San José del Carmen, O'Higgins - 2017 Residente: Carlo Mora
Publicado: 22 de septiembre de 2017
Silencio

Carlo Mora: Este es el primer día de residencia, al mediodía viajé a Palmilla desde Santiago haciendo escala en San Fernando para recoger algunas cosas en casa de mis padres. El auto va cargado con una especie de pequeña muestra de mi casa, llevo libros, ropa y materiales de pintura. Viajar no es novedad, tampoco quedarse por un tiempo en otra parte, lo siempre nuevo es la primera noche, digo, la posición de la cama, el peso de las frazadas, el colchón, la almohada, la luz que entra por la ventana, el olor de la pieza, el silencio de otras calles por la madrugada. Ordeno las cosas, reviso que el baño funcione, me recuesto en la cama unos minutos y pienso “este silencio es diferente”. En una partitura de música el silencio es una figura, un dibujo del que depende su duración (silencio de redonda, blanca, negra corchea y así), estos silencios son de otro tipo porque no son abstractos, no son figuras, son una especie de representación de la idea del silencio, como cuando alguien parado en medio de un potrero dice “¡pero aquí no hay nada!”, claro esa nada no es tan así, hay cosas, hay vida pero quizás no son las cosas ni la vida que esa persona espera. Bueno, en este silencio palmillano ladra un perro a 4 metros de la puerta y le responden otros perros a cientos de metros de acá, pasan autos por la carretera, los grillos grillan, el viento ventea. Me acostumbraré.

La pensión donde nos quedaremos es un negocio familiar que sostiene don Joel, dueño de casa y su hija que vive en frente, Maricel. Queda a la entrada de Palmilla viniendo desde San Fernando. Hoy nos reuniremos con quienes trabajaré en el transcurso de la residencia. Los antropólogos vienen desde Linares, ya es medianoche, los espero con parrilla puesta y el fuego listo.

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