BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: El repliegue de Palmilla Palmilla - San José del Carmen, O'Higgins - 2017 Residente: Carlo Mora
Publicado: 13 de octubre de 2017
Estadio del espejo

Pasado el trago amargo del lunes, volvemos a instalarnos en la oficina. Esta vez no estamos tan solos ya que un jardín infantil celebra su aniversario. Ponemos la mesa, los block de dibujo, los lápices, esta vez decidí llevar la caja con libros de arte que traje desde Santiago. No sé, puede ser que sirva de algo. Llegan los niños ya habituales, llegan otros niños no habituales y algunos chicos del grupo SK8. Algunos manipulan la cámara junto a Danilo, otros  dibujan, otros juegan a la pelota, otros conversan, otros hojean los libros. Les pregunto si habían visto libros de arte y me dicen que no. Son niños entre 8 y 13 años que asisten a la escuela del Huique. Mientras hojean siento que algo cuchichean, les pregunto y me muestran la imagen de una pintura de 1816 donde aparecen unas figuras femeninas desnudas. Se ríen con complicidad, se sonrojan, me preocupo. En una fracción de segundo pienso como enfrentar la situación, no porque me pareciera de gravedad moral sino por lo complejo que me parece explicar una representación. Abordo el asunto desde ahí, cuidando el  tono y enfocándome principalmente en el hecho de que es una construcción pictórica, la representación de una idea, un sentimiento, así que les hablo de pintura, de los colores, de la luz, de la antigüedad de esa construcción y recurro a una imagen que me parece ilustrativa: la pintura como un cofre del tiempo, una cápsula para enviar mensajes a los humanos del futuro. Claro, la pintura de la que hablamos es de hace 201 años atrás y estamos hablando de ella hoy 13 de octubre del año 2017 en la plaza del Huique, a miles de kilómetros de Francia donde fue creada. Silencio, a veces me siento como pastor evangélico. Seguimos dibujando. Mientras, me enredo con un árbol que hay frente a nosotros, creo que llevo 30 minutos dibujándolo. Cambio de lugar y me pongo a dibujar la mesa con los niños dibujando.

Esta situación es algo paradojal, es decir, estamos acá en esto mientras más allá unos mini superhéroes juegan con adultos vestidos de princesxs, reggeton a la carta, animadora animada y los padres vendiendo queque y otros manjares caseros.

No se trata de mejor o peor sino de cosas diferentes. Digo, nunca habían visto un libro de arte pero de seguro escuchan música todo el día o comen queque de vainilla en cada acto público, o toman bebidas de fantasía. Hoy hicimos algo diferente y más allá de si les gustó no, lo hicimos.

Ya van a ser las 20 hrs. nos despedimos, guardamos las cosas y nos vamos a la cancha del Milán, tenemos entrenamiento de fútbol junto a los chicos de SK8.

Primero corremos, hacemos ejercicios de coordinación y habilidad comandados por el entrenador (un cabro joven, profesor de Educación Física contratado por el IND). Mientras corro de un lado para otro siguiendo las instrucciones, pienso en el tono de voz del profesor, en las inflexiones de su voz hablada gritada. Hay algo familiar en la vociferación de los profes de educación física, un patrón que no sé si se establece por el hecho de hablar gritando para darse a escuchar, o porque simplemente algún profesor -el primer profesor de educación física de la historia- sin querer queriendo estableció un tipo de hablamiento. Al final de la sesión, ya jugando el partido, reparo en otras cosas. Hay que decir que en este nivel de fútbol, tan precario y lento, pasas mucho tiempo solo trotando a la espera de acción, lo que da mucho tiempo para pensar cosas. Observo que algunos chicos se comportan como los jugadores de la tele, reclaman al “profe” los cobros, tal y como lo hace Valdivia, algunos gestos tipo Alexis, manos en jarra, pantalón arremangado sobre el muslo, y más. Claro, vemos mucho más fútbol del que jugamos, algo de eso queda.

Me paso el rollo de los espejos, de las neuronas espejo, del aprendizaje, de la memoria, de los grandes y de los chicos, de las reproducciones de pinturas famosas, de los clichés del arte contemporáneo, del mercado del fútbol, el mercado del arte y de la feria que se coloca los sábados en la plaza del Huique. Como es arriba es abajo, lo bueno es bello lo malo es feo, ideas instaladas desde la edad media aun presentes. ¿Que vendrá después de esto? ¿Cuáles son nuestros patrones? ¿Cuáles serán los próximos patrones? Es una hacienda extendida, invisible. El patrón es el límite del mundo, es la representación que reproducimos.

« Ir a residencia