Siempre, de la carretera dolamos hacia Longaví oriente, hacia la cordillera, pero Longaví está dividido por la carretera en dos partes, así que nos dijimos, ¿y por qué no cruzamos?
Nos encontramos más campo, más caminos de tierra, uno que lleva al río, y el silo, testigo silencioso del paso de tiempo, envuelto del paisaje, como testimonio y como olvido.