Solemos hacer las reuniones de trabajo afuera, a la sombra del nogal, pues hoy nos acompañaron grandes nubes, que con el paso del día resultaron en un atardecer color salmón intenso, al poco tiempo comenzó el viento, seguido de truenos y relámpagos, ¡Rayos y centellas! Una copiosa lluvia nos obligó a correr a refugiarnos, y a la luz de las velas, seguimos conversando.
Esa noche, nuestra velada estuvo iluminada por los relámpagos sobre la cordillera.