Después de saber que existía un sitio importante para la memoria en Longaví, el monolito a Hernán Mery, y de saber que este estaba dejado en el olvido, tanto por autoridades como por la misma comunidad, nos pareció relevante hacer un proceso de valoración de este espacio con los vecinos, estuvimos preguntando, compartiendo historias, entrevistando a los que vivieron en esa época, y juntos establecimos una configuración para el lugar, invitamos a nuestros amigos Pablo Sanhueza y Gabriela Faúndez, ambos arquitectos, a que reflexionaran sobre la valoración y recuperación de este espacio.
Conversamos con los dueños del terreno, y junto a unos amigos haitianos se limpió de ramas y pastos para que se pudiera ver desde la calle. Propusimos un hito arquitectónico mirador, uno que mira la memoria, que invita a contemplar el recuerdo.
Señalizamos un espacio importante en Longaví, en Chile, reflexionamos sobre el lugar del olvido, del recuerdo y sobre la historia de nuestro país. Revivimos y removimos la historia de un pueblo que ejerció sus derechos, derechos ganados en procesos nacionales de mejoras para los campesinos, procesos también colectivos y que hoy cargan con difíciles y traumáticos recuerdos, que han dejado a toda una generación marcada, acontecimientos y divisiones que perpetuaron miedos sociales, miedos comunitarios, que nos configuran hoy como lo que somos, un pueblo con “mala memoria”.
Este lugar es de la comunidad de los Cristales y será cuidado por la Tía María Eugenia (Kenita), del Jardín Palabras de Cristal, ella se hará cargo de conservarlo y posiblemente de activar programas educativos de valoración de la memoria local para sus párvulos, nos comenta Pablo.