Paseo a Santiago junto a María José y Alex Aguilar a un encuentro con las otras residencias de la Región Metropolitana en el Barrio Yungay. Alto tráfico entre Melipilla y Santiago, muchas ciudades satélites, pueblos, suburbios y anillos exteriores metropolitanos del Gran Santiago, extensas urbanizaciones por la ruta 78 al llegar a la ciudad. Allí esta el amigo Cooper, Paula y Teresita de las otras residencias, junto a vecinos y funcionarios de sus comunas, La Pintana y Cerro Navia, respectivamente. Nosotros traemos la esperanza de un cordero al palo campesino. La reunión es cordial aunque siento que algunas de las metodologías usadas para hacernos interactuar y trabajar en equipo apuntan a pensar en el orden y la eficacia de las residencias como experiencias burocráticas, más que a propiciar una reflexión más sentida, desde la experiencia de la piel, de lo vivido. Lo bueno es que lo conversamos. También aparece el tema de los distintos lenguajes y códigos que se echan a correr a propósito de las residencias. Es interesante escuchar las otras experiencias, darse cuenta de la escala de las intervenciones, del cariño que se despliega a veces, esto reafirma nuestras intuiciones que creemos ahora compartir con los demás colegas. Ya de vuelta, Alex nos ha pedido que paremos en la Gruta de Lourdes ya que quiere pasar a buscar agua para regar. Recuerdo que casi al frente, en el borde de la Quinta Normal, está o estaba la casa del Tony Caluga, que es una mansión de madera de payasos, algo así como una catedral de la risa. En el auto se da buena la conversa. Paramos en Melipilla. Hace tiempo había pasado por un kiosko que vende libros y había encargado si tenían el de Jordá u otros relacionados. El librero me sorprende con el “primer” Paraíso de América de Domingo Pontigo, editado por Miguel Jordá en 1990, quien cambió y adaptó muchos versos a su gusto, ergo, el de la Iglesia. Hace poco salió publicada la edición escrita original de Pontigo, revisada por él y editada por Humberto Olea. El Paraíso de América es una revisión histórica libre hecha en décimas, que surge del genio de Pontigo como una suerte de respuesta popular a la lectura del Canto General de Neruda. En la casa revisaremos las dos versiones. Alex pasa a comprar cuerdas para su guitarra, acontecimiento positivo, mientras María José compra géneros en el centro de la ciudad. En el camino, unos completos. Entramos a la comuna de San Pedro por San Manuel – Puro – Codigua – Quincanque, para conocer el camino. De pronto divisamos a don Jorge Araya recogiendo flores de su patio, cantor con el que estuvimos ayer en el asado. Bajamos a saludar. Se prepara para ir a un velorio.