Fuimos a una fiesta flúor/regeatonera, a contramano de las tradicionales rancheras y corridos, donde pocos se animaban a bailar. Y mientras discurrían las cervezas observábamos a un grupo de jóvenes que representan a la población flotante que cada verano llega a El Chañar. Sentados en semicírculo discutían sobre a si quedarse en ese baile o ir a otro. Fue a raíz de ese encuentro que llamamos a una asamblea juvenil de El Chañar, donde nos conocimos, hablamos sobre el presente histórico y diseñamos una parrilla programática de actividades veraniegas. Los laboratorios de oficio (acuarela, grabado y poesía), titulados al más puro estilo, han tenido buena recepción, tanto en la participación como en los resultados de los asistentes. La semana entrante iniciaremos el laboratorio de cine en el que contaremos con la participación de Mario Contreras.
El huerto de la escuela avanza rápidamente y todo parece indicar que lo terminaremos para el inicio del año escolar. Ximena junto a la colega Natalí asegurando todo lo necesario para su finalización. Majo vinculándose con las organizaciones encargadas del agua llevando a cabo una sesuda investigación gráfica/textual. Y a mí me entusiasman las historias que nutren a esta comunidad. Mientras en Valparaíso la lucha toma la forma de un blindado siendo apedreado, yo voy por aquí pateando piedras diagüitas, parando en cada petroglífo y rayado callampero (en su mayoría promesas de amor a 2000 mts. sobre el mar). Peligrosamente místico, quizá, pero cuando se recorren los sitios rupestres uno no puede evitar sentirse desbordado y la imaginación, por procesos que escapan a esta bitácora, se aloca y sitúa. Copio un fragmento de texto que formará parte los librillos que junto al equipo estamos preparando
El espino mira con odio a los árboles migrantes
a quienes considera intrusos
que han venido a quitarle su trabajo
es incapaz de comprender
que otros hijos
quillay, lingue, maitén, luma, péumo, boldo, avellano
que dan sombra
que dan leña
que dan frutos
y tienen lo que por aquí llaman tradición
hayan sido suplantados por árboles de follaje ornamental
formas macabras o nombres disparatados
como cipreses, eucaliptos o criptomerías.