Nuestra alfombra de papel, la que dibujamos y pintamos entre todas y todos, incluidos niños y niñas, fue la pulsión creativa de nuestra acción. Nos juntamos a las 06.00 de la mañana para subirnos a una micro que nos llevaría a la Caleta Chañaral de Aceituno. Ya embarcadas, partimos cantando “Tú me vas a llorar” de Los Temerarios, con los brazos arriba seguían el ritmo de la canción.
Al llegar subirnos a un bote que no llevó mar a dentro. Vimos pingüinos de Humboldt, chungungos, focas, lobos marinos, delfines y ballenas nadando alrededor nuestro, ese momento fue glorioso.
Pasamos a comer para luego ir a una playa cercana. En el camino, nos encontramos con Víctor Marín Álvarez, Chongo de la Caleta, nos conversó e incluso nos compartió un libro sobre su cultura. Fue sorprendente ver interés por parte de las vecinas.
A orillas de la playa, expandimos nuestra alfombra de papel. A pesar de haberse roto debido al trato y al fuerte viento, logramos concretar la acción. El abrir y cerrar fue difícil. Como lo fue esta residencia.
Es parodiable, fue muy común trabajar en algo, para que al otro día fuese olvidado.