Busco en el desarrollo de este proyecto despertar los cinco sentidos en su máximo esplendor, es por ello que me he propuesto en cada actividad, trabajar la alimentación como un integrante más. La primera vez que vine, al comentarles lo importante que era para mi conseguir una casa en donde pudiese cocinar, las vecinas se mostraron curiosas ante mi estricta alimentación. Fue así como manifestaron su interés por aprender a comer sano. Veo en ellas un interés estético, del sentirse más bellas con su cuerpo, al relacionarlo con sus clases de zumba.
Por las mañanas he comenzado por acompañar los senderos con jugos detox, té energizante y jugos especiales para quemar grasa. A su vez, en la tardes, se ha hecho común preparar una once conjunta. Incorporo alimentos orgánicos, como los son las harinas integrales, las masas de los panqueques, churrascas y pizza, comienzan a tener un nuevo gusto.
El poner la atención en el gusto nos ha permitido descubrir el “cómo estamos acostumbrados a la azúcar”. Aceptando el desconocimiento que tenemos a los sabores ácidos y la mala costumbre de creer que ácido es sinónimo de vencido.
Me parece nutritivo lo que se está formando en torno al gusto y la alimentación, ya que se experimenta desde el sentido del gusto el “cómo suben y bajan sus energías y emociones”. Lo mismo que estamos experimentando con los senderos por vista hermosa.
*Las fotos hacen alusión a los árboles, arbustos y plantas que existen en las subidas y bajadas, en relación a que estamos intentando incorporar los alimentos propios de la zona.