Me he comenzado a percatar que los más pequeños no son vistos y suelen ser un problema para las madres al querer participar. La fricción más importante que veo en este suceso es el tipo de relación que se teje. Las relaciones se basan en gritos y en despreocupaciones. Dicho esto, me he preocupado en sumar una nueva compañera, Francisca Lira, que llegó a Freirina semanas antes de mi arribo. Ella se encontraba viajando en bicicleta. Por las cosas de la vida se quedó y nos conocimos, en eso, antes de visibilizar esta situación, me comentó que trabajó en fomento a la lectura con niños a partir de cero años. Coincidimos con algunos amigos en común, ya que es de San Vicente de Tagua Tagua, Región de O’Higgins. Le propuse un apoyo en el proyecto y se mostró feliz.
Hoy comenzamos con algunos libros que rescatamos de la biblioteca, incluyendo Aladín en relación a la alfombra, acompañamos la actividad de sombreros, libros y tizas. Ella propone trabajar la fantasía desde el imaginario de los niños y niñas. Es de este modo como ahora los días jueves por la tarde, podré trabajar con las madres con más tranquilidad.