Llegamos como a las 5 de la tarde a la Iglesia de Loyca. Los Mucamos veníamos de distintos puntos para encontrarnos ese día allí. Yo por mi parte pasé a buscar a Melipilla a Ariel Fuhrer, amigo del Ministerio, quien quería reencontrarse con algunos de sus viejos conocidos en Loyca, ya que trabajó bastante tiempo en estos pagos, sobre temas relacionados con el canto a lo divino. Por otro lado, llegó Carlo desde Santiago, también con visitas ilustres: los cantores Alfonso Rubio y Gabriel Huentemil, maestro y discípulo respectivamente, se sumaron al convite. Gastón por su lado, luego de múltiples peripecias para llegar desde Cauquenes a Loyca, también apareció. Antes de la fiesta durante la tarde, se reunió bastante gente en torno a la figura de la Intendenta de la Región Metropolitana, Karla Rubilar, quien estuvo todo el día recorriendo la comuna. Luego de los pies de cueca y la chicha en cacho de rigor, hubo una suerte de reunión con bastantes vecinos al interior de la iglesia de Loyca, la cual está en un estado de deterioro grave por los distintos terremotos que la han asolado. La reunión era justamente para hablar de este tema. También estaban el alcalde, concejales, asesores y todo el aparataje político que suelen aparecer cuando hay cámaras y eventos de esta índole, los cuales no se quedaron ningún segundo después para la fiesta. La verdad es que a pesar de ser una fecha bastante adecuada para haber realizado este encuentro (en términos de la coyuntura del día), creo que también devela la gran distancia entre este mundo político-burocrático y los habitantes de la comuna, esferas que casi no se tocan si no es a partir de una relación clientelar, de preguntas y respuestas, de pedidos y soluciones, de un diálogo de “yo te doy y tú me das después”, fuera de decir que el cuento de que van a arreglar la iglesia lo vienen cantando desde hace muchos años, según nos cuentan.
Luego de esto, ya fueron llegando la mayoría de los cantores. Participaron alrededor de 100 este año en 4 altares que fueron dispuestos para las ruedas, al igual que el año pasado. Lo que fue interesante desde un punto de vista estético, si se quiere, fue que a diferencia de años anteriores las ruedas de cantores se ordenaron de manera geográfica, es decir, los cantores que vinieron desde lados similares se sentaron juntos, lo cual significó una coherencia musical mayor que la dispersión que se daba en otras ocasiones. Al parecer esto fue una sugerencia de los Madariaga, quienes tienen bastante influencia en este tipo de cosas. La fiesta se desarrolló de manera natural durante toda la noche. Vinieron cantores desde Chincolco, Longotoma, Juan Pérez y sus alumnos de Pirque, los aculeguanos, desde Litueche, Paredones, algunos jóvenes como Ema Madariaga e Isabel Mequis, quien aprendió con la familia de los Correa de El Durazno, el Millahuino puso la cara por El Huique, y muchos más. Para nosotros este tipo de instancias son entretenidas ya que conocemos a la mayoría de los cantores y nos permiten conversar con ellos, actualizarse y principalmente echar la talla y compartir. A veces se nos hace difícil esta tarea, ya que como viajamos mucho y constantemente estamos conociendo personas, algunos se sienten a veces con nosotros ya que creen que los dejamos de lado. El cómo manejar eso ha sido un aprendizaje constante. Casi a las 8 de la mañana, luego de un desayuno con los cantores que quedaban, nos fuimos para la casa. El recuerdo divertido para mi que quedará de esta fiesta, fueron dos lechuzas que se encontraban en la torre de la iglesia quienes emitieron durante toda la noche un sonido muy fuerte, algo así como un shhuuuu repetido, como queriendo hacer callar a los cientos de cantores que estaban debajo de ellas. No le otorgo ningún significado mas allá de la interacción entre especies a partir de señales de sonido.
A continuación les dejamos con un capitulo de radio MUCAM en donde Don Leontino Aguilar y don Juan Núñez, antiguos cantores de Loyca, nos cuentan sobre los orígenes y el desarrollo de la Fiesta del Niño Dios de Loyca celebrada todos los años para la Pascua de Resurrección, cada primer sábado de enero.