Nos despertamos a las 6 de la mañana para realizar la rogativa a las 7, esperamos con una fogata a la orilla del río en el lugar donde las autoridades espirituales nos indicaron, llevamos las banderas, los guiños, todos los instrumentos que conseguimos y construimos días antes. Poco a poco empieza a llegar la gente. Yorka y Edwin dirigen la ceremonia, nos arrodillamos ante el paisaje, caminamos en círculos alrededor del fuego acompañando con trutruqueos y pifilcas, ofrendamos alimentos a la ñuquemapu. Al final los representantes de cada comunidad declamaron ante el grupo, se contaron historias y recordamos a nuestros antepasados. Nos fuimos al “Mate amargo” a empezar el Palín, sin antes un cofke con muday y mermeladas, conversamos para conocernos y agarrar confianza hasta que empezamos a marcar la cancha y empezó el Palín.
Después de varias horas de juego nos preparamos para comer, los peñi y lamngen que estaban preparando la comida nos llaman a sentarnos a una gran mesa, una mesa de metros de distancia nos reunió a todos los asistentes quienes escuchamos las palabras mutuas de agradecimiento y cariño. El final de la jornada estuvo marcada por la entrega por parte de Yorka Cheuquián de una bandera a don Edwin Cayún, a cambio de comprometerse a asistir al siguiente encuentro pero de visita. La representante de la comunidad Rakiduantum de Coyhaique nos dedicó unas palabras fraternales y al mismo tiempo comprometió a la gente de Chile chico para asistir al siguiente encuentro regional de Palín, pero esta vez en Coyhaique.